Los torbellinos de la vida nos separan, nos llevan por diferentes rumbos, por diferentes caminos. Veo como, rauda y radiante, alzas ligero vuelo y te diriges hacia el horizonte lejano, acompañada del viento que canta a tu lado, también van mariposas multicolores y avecillas que juguetean a tu lado. Todos quieren disfrutar de tu belleza, tu juventud, tu mágica energía. Todos, también yo, pero me quedo en tierra, mirando como con gracia y delicadeza, simplemente te alejas.
Mi vuelo no despega por el momento, camino a paso firme pero pesado y lento, es por la carga que llevo. No es el equipaje, que es mas ligero que el tuyo. Los años me enseñaron que debo llevar solamente lo necesario. No, ese equipaje podría pasar incluso inadvertido. Es el peso de todo el camino que llevo conmigo. Son tantos años, tantas experiencias, tantas alergias, tantas penas, tanta felicidad y tanta miseria que, simplemente ya no puedo alzar vuelo por mi mismo Por eso camino hasta donde está mi viejo velero.
Lo encuentro en el lugar donde lo dejé, aquel mágico lugar cuando te conocí y me embarcaste en una aventura insólita de emociones y sensaciones que había olvidado, incluso muchas que no había conocido. Lentamente pero con agilidad, mi velero de ensueños alza vuelo, entre las nubes, entre las estrellas, no necesita casi al viento que, siguiéndote, no está acá, es solo recuerdo. Tomo el timón, y me dirijo al lugar de siempre, el espacio tiempo etéreo donde habitan mis sueños. Voy sonriendo.
Ya no habá un loco y tonto corazón que se apodere del timón. Mi corazón enamorado ahora late feliz en tu pecho. Y seguirá ahí mientras no lo eches, mientras sienta que estás viva, que estás feliz o triste, que siguen en tu aventura infinita, buscando nuevos amores, nuevos retos y nuevos abrazos y besos. Ese torpe y alocado corazón se quedó contigo, por siempre, para siempre. Mi alma va ligera, conmigo. También sonríe, recibe con alegría todos los sentimientos que le envía el corazón. Todo es mágico, es único, es infinitamente bello.
Dónde estás ahora, mi princesa eterna? A quién miran tus hermosos ojos negros? A quién le regalas sonrisas? Quién es esclavo de tus palabras y tus silencios? Mi tonto corazón no ve nada, sólo late y late al lado del tuyo, y quiere quedarse ahí para siempre. Estaré en mi velero mágico esperando tu regreso, mientras navego en mis sueños, seguiré navegando por nuestros recuerdos, disfrutando de lo feliz que fueron todos y cada uno de nuestros momentos juntos.
Y seguiré escribiendo mientras no se seque el tintero, mientras la pluma se mantenga ágil y se preste a mis locuras de poeta enamorado. Seguiré escribiendo, para que algún día, quizá, puedas leer aunque sea uno de mis torpes versos...
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