viernes, 6 de septiembre de 2024

Poema 218

 El humo del cigarrillo se eleva en formas caprichosas sobre nuestras cabezas. Soplas suavemente, y las formas se disipan, no sin antes hacerse inmensas. Con tus manos juegas a darles nuevamente forma, y ríes divertida, porque ya no queda más humo en el aire que nos rodea, aún así, creas figuras caprichosas, diversas, y haces que hablen y dancen sobre nuestras cabezas.

Exhalo una gran bocanada tratando de darle forma alguna, y empiezo a toser. Ríes, ríes una y mil veces, mientras las lagrimas inundan mis ojos. También río. Me contagia tu risita burlona, tus gestos divertidos, tu bello rostro que se ilumina ante mis torpezas.

No puedo más, cojo tu cigarrillo y lo apago en el cenicero, mientras el mio es destruido en mis manos. Te atraigo hacia mi, y sin preámbulos, te aprisiono contra mi pecho desnudo, siento tu calor, siento tus labios en los míos, tus manos se convierten en garras que lastiman mi piel, pero me producen tal placer que solamente me dejo llevar por el momento.

Nos entregamos una vez más, sin contemplaciones, sin miramientos. Somos dos fieras salvajes dominadas por nuestros locos deseos, somos furia de pasión desembocada, somos un huracán que destruye todo a su paso sin remedio. Nos perdemos, no sabemos donde ni cuando, nos perdemos una vez mas, hasta que, por alguna razón que desconocemos, nuevamente estamos abrazados, mirándonos, y sonriendo. Un tierno beso, unas suaves caricias, nuestros cuerpos entrelazados, un sueño infinitamente bello, en el cual estamos atrapados, del cual no queremos regresar nunca, y nuevamente nos perdemos...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario