Esa prohibición avivó mi curiosidad, y, siendo la época del secuestro de las niñas, me escabulli entre el grupo de guerreros y los seguí hasta la aldea en la selva. Mi abuelo no iba en el grupo, pero si mi papá, y en la casa quedaron las mujeres con la niña lista para el "secuestro"
Era una costumbre ancestral. Cada cierta cantidad de generaciones se "secuestraba" una niña que debía ser no muy pequeña ni muy madura para que sea esposa de uno de los habitantes, muchas veces el jefe, para que así la sangre se renovara y no aparecieran tantas enfermedades. En los quipus estaba escrito que era costumbre de las primeras personas que llegaron desde los glaciares a estas tierras, y que sabían que, de no hacerse, los muchachos irían naciendo más débiles y enfermizos.
Y todos aceptaban esta costumbre, era la ley de la vida...
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