jueves, 11 de diciembre de 2025

Poema 2420

Esa misma tarde en la que Urpi se fué con la caravana, Tari trepó a toda carrera hasta la cumbre de la montaña, para divisar cómo se movía la columna humana y pudo ver el lugar donde prendieron fogatas, armaron tiendas y se pusieron a acampar 

Pasarán la noche ahí

Regresó a su casa en silencio, ya no tan rápido, estaba hambriento y con frío 
Mañana traeré cancha y una papa, también una manta para abrigarme y quedarme más tiempo 

Llegó a la casa, nadie se había percatado de su ausencia, todos estaban ocupados en sus quehaceres, había tanto que arreglar después de que la caravana de las vírgenes pasó, y Tari no era el mayor ni el último, así que, todos pensaron que andaría jugando por algún lugar 

Se levantó al alba, corrió cargando su cargamento hasta la cima nevada pero, al llegar, ya no había nada de ese campamento de la caravana, solo la ruta empedrada que tenía un tambo a lo lejos, y le pareció ver a un chasqui desaparecer en sentido contrario

Hay noticias, pensó para sí 

Pero estaba tan absorto en sus pensamientos y en sus ideas que no se dió cuenta del peligro que lo acechaba. El puma saltó sobre él con precisión felina, y de no haber sido por la habilidad de Tari que extendió la manta sobre el rostro del atacante, otro habría sido el final

Corrió por su vida, sintiendo la amenaza en la nuca, esquivó varios zarpazos, hasta que uno lo tumbó por los suelos, y le hizo rodar
Aprovechó el impulso y se dejó caer lo más rápido posible, sintiendo su piel ardiendo y esa sensación de estar perdido de una presa que ha caído en una trampa

Pero el puma se quedó atrás, ya que estaba en los campos de pastoreo y los perros empezaron a ladrar. Agradeció a los apus por los perros, que lo siguieron hasta su casa, cubierto de tierra, sangre y sudor, con algunas lágrimas en los ojos

Su papá estaba en casa, el abuelo también. Fué este último quien hablo: disciplina. Es todo lo que dijo

Su papá lo tomó de una mano, y lo llevó hasta la quebrada de agua helada. Desvistete. Ordenó 
Y lo sumergió en esas aguas frías y cristalinas, y le pasó una especie de masa verdosa en las heridas que le hacían ver las estrellas de dolor
Pero no lloró 

Cuando estés solo, estas cicatrices te deben hacer recordar que no hay nadie para ayudarte! No lo olvides nunca! Nunca!

Y lo empezó a azotar

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