jueves, 11 de diciembre de 2025

Poema 2419

La caravana iba escoltada por un grupo de guerreros que no se atrevían a acercarse a ella. Urpi ya sabía de todos esos detalles, sus mamás le contaron todo, así que no tenía ningún temor
Solamente quería servir de ejemplo y orgullo para su comarca, no se permitía a sí misma llorar ni estar triste, ni siquiera cuando por la noche la caravana levantaba un pequeño campamento y todos debían dormir 

Escuchó a varias niñas gemir, casi como un suspiro, con unas vocecitas lastimeras que eran tragadas por la danza de las lenguas de fuego consumiendo la leña, uno que otro insecto nocturno o un ave de mal agüero que nunca falta

Los soldados hacían varios campamentos rodeando al grupo mayor, y preparaban alimentos, y traían chicha del tambo más cercano, y todo eso compartían con las niñas y niños que iban en esta marcha que se repetía año tras año. También habian niños, pero ellos eran seleccionados para otro fin.
No sé mezclaban con los demás, no hablaban y nadie los podía ver

Urpi llevaba la madera en la mano, no la soltó por un solo minuto, era su tesoro más preciado. Muchacho tonto, solía pensar, y en silencio lo recriminaba, casi hace que los castiguen a ambos, y tuvo que tomar este trozo de madera sin aparente valor. Pero, conforme pasaban los días se dió cuenta que este pequeño trozo vegetal era muy especial, pues con solo mirarlo le hacía recordar su comarca, su casa, su mamá, sus juegos, y sobre todo a ese mocoso insolente que la miraba siempre se extraña manera
Te buscaré, te buscaré 

No era necesario buscar! Sabía dónde estaba y dónde estaría! Lo que no era posible es llegar hasta allá, ella va a un lugar donde nadie de su comarca jamás podría llegar

Te buscaré 
Niño tonto. Niño tonto...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario