sábado, 13 de diciembre de 2025

Poema 2429

La ciudad era imponente, con grandes casas, estaba muy adornada, y con muchos techos brillantes. El olor a chicha era abrumador, había humo por todas partes, y los cantos de la población eran fuertes y como pidiendo algo. El silencio total seguía a la voz potente que cantaba en solitario, que venía desde el centro de la plaza mayor, elevado en una especie de pirámide pequeña, potente, armoniosa, dolorosa, majestuosa.

Urpi y Chaska notaron que las llamas iban adelante, eran muchas, probablemente cien. Luego iban las vicuñas, menos de la tercera parte. Las vicuñas eran muy hermosas, delicadas, de un pelaje exquisito, suave, delicado. Eran cuidadas con mucho amor y dedicación, ya que daban la lana que era utilizada solo en forma especial 

Cuando se percataron del destino de la columna, Urpi sintió el apretón de Chaska en su mano, pero ambas mantuvieron el paso firme, sin poderlo entender...

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