jueves, 11 de diciembre de 2025

Poema 2417

Llegó corriendo, casi volando. Los pies iban ensangrentados, lastimados por el esfuerzo. No se había fijado en dónde ponía los pies, si en el camino, o en la acequia, o entre piedras o espinas. Nada le importaba, solo tenía que llegar a despedirse de aquella niña de la mirada traviesa, profunda y enigmática, su alma gemela

No te vayas aún Urpi. No te vayas. Tengo que decirte algo muy importante 

Casi lloraba cuando vió a la comitiva entrando a la comarca, y él estaba aún lejos. Su corazón dió un vuelco en su pecho al ver la imagen de la niña ataviada de manera exquisita, estaba más linda que nunca

Qué tonterías piensas! Se regañó a sí mismo en silencio 

Sus pies adquirieron alas y casi sin darse cuenta había cruzado toda la comarca y estuvo a punto de derribar a varias personas antes de plantarse frente a la niña y casi sin poder respirar le dijo

Urpi. Te vas...

Si, contestó ella, mirándolo fijamente

Estiró la mano para tocarla, sin darse cuenta que tenía en ella la madera negra que había recogido en la montaña
La niña lo recibió, y le puso en su mano la piedra que tenía a su vez en esa misma mano

Adiós Tari 

Te buscaré... Dijo balbuceando mientras Urpi se dirigía en forma solemne al lugar donde la estaban esperando 

Está bien
Es todo lo que le dijo y se fué

Tari quedó plantado como una piedra en ese mismo lugar. Todas las demás personas se dedicaron a la ceremonia de entrega y a despedir a la caravana 

Solamente el abuelo de Tari se quedó pensativo, mirando a su nieto. Es muy resistente para correr, y tiene bastante autocontrol este muchacho. Me parece que eso podría servirle más adelante 

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