En un momento dado se miró a si mismo, y al abuelo a su lado. Y también vio un cóndor poderoso casi transparente elevarse del cuerpo del abuelo, que lo miraba, y le invitaba a elevarse con él.
Fueron arriba, muy arriba, más allá de las nubes, mucho más. Se perdieron entre las sombras y las luces, por momentos miraba hacia abajo y veía que siempre hay un río, un sendero, una cadena de montañas, diferentes colores, y diferentes historias en un mismo lugar, o lugares diferentes, todo entrelazado, todo siempre llevaba al mismo lugar: su aldea.
Entonces, también casi sin quererlo, entendió el significado de los hilos de colores y los nudos. Todo era más simple de lo que parecía, todo tenía un objetivo y un significado, solamente era necesario ver más allá, más lejos de dónde alcanza la vista del hombre, del puma o del cóndor. Ver la historia desde donde nace todo y todo termina, por lo menos hasta el día de hoy...
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