miércoles, 17 de diciembre de 2025

Poema 2448

Le tomó varias sesiones poder volar sobre los ríos, montañas y lagos. Siempre se sentaba en el mismo lugar, siempre hacían lo mismo: escuchar a la naturaleza, olerla, sentirla, cerrar los ojos y dejarse llevar.

En un momento dado se miró a si mismo, y al abuelo a su lado. Y también vio un cóndor poderoso casi transparente elevarse del cuerpo del abuelo, que lo miraba, y le invitaba a elevarse con él.

Fueron arriba, muy arriba, más allá de las nubes, mucho más. Se perdieron entre las sombras y las luces, por momentos miraba hacia abajo y veía que siempre hay un río, un sendero, una cadena de montañas, diferentes colores, y diferentes historias en un mismo lugar, o lugares diferentes, todo entrelazado, todo siempre llevaba al mismo lugar: su aldea.

Entonces, también casi sin quererlo, entendió el significado de los hilos de colores y los nudos. Todo era más simple de lo que parecía, todo tenía un objetivo y un significado, solamente era necesario ver más allá, más lejos de dónde alcanza la vista del hombre, del puma o del cóndor. Ver la historia desde donde nace todo y todo termina, por lo menos hasta el día de hoy...

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