La llama en la hoguera se avivó con violencia cuando el corazón de la vicuña se quemaba, la columna de humo era de un blanco especial, se dirigía en linea recta al cielo que, como por orden divina, separó una pequeña ventana entre las oscuras nubes y, a través de ella, el sol envió un rayo directo que le dió al Inca en la cara, y este aumentó el volumen de su voz y cambió de canción.
La algarabía fue general, los vitores y aplausos, el sacerdote fue el primero en unirse a la canción del inca, luego sonaron los pututos al unisono, los tambores y los mazos golpearon ya sea escudos, ya sea el suelo, toda la multitud empezó a cantar...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario