lunes, 15 de diciembre de 2025

Poema 2437

Cómo el imperio estaba aumentando de tamaño y de poder, también lo hacía su enorme ejército. Aumentaban los comandantes y generales, y la nobleza iba en incremento. Siempre habían territorios nuevos que gobernar.

Al inicio entregaban los territorios conquistados a los familiares directos del emperador, pero, cuando ya no habían familiares disponibles, empezaron a entregar territorios a los grandes jefes, a sacerdotes importantes, a generales y comandantes que se retiraban.

Todos tomaban como mínimo dos esposas, para asegurar la descendencia. Y las del grupo selecto eran las hijas de curacas y de nobles, entonces no había mejor elección. Solo el emperador podía tomar concubinas de este selecto grupo de muchachas. 

Y también se seleccionaban a las sacerdotisas y la más importante era la seleccionada para el sacrificio. Era un verdadero honor. Pero habían pocas muchachas, pues la gran mayoría había sido tomada como esposa. Ya no permitían tomar más de una, debido a la escasez de adolescentes.

Cuando llegaron Urpi y Chaska les entregaron ropas muy delicadas, hechas de algodón y de lana de vicuña. Además les dieron agujas de hueso con muchos hilos para que pudieran bordar. Tenían que prepararse. Ya se prepararían los 10 años acostumbrados, ahora serían solo 7 y serían seleccionables para el matrimonio.

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