domingo, 15 de diciembre de 2024

Poema 471

La tarde nos envuelve en su abrazo mágico 
Es cálida la tarde, las luces aún no quieren irse
La brisa es fresca, el día fue caluroso, agitado
Y ahora toca el descanso prometido y todos se dirigen presurosos a sus hogares, yo no quiero
Estoy a tu lado, te he tomado la mano y no la has retirado, siento el calor de tu cuerpo a mi lado, siento tu turbación pero también se que estás feliz, no puedo explicarlo, solo lo sé

Caminamos lentamente hacia tu casa
Vamos dando mil vueltas, nos sentamos en cada banca, entramos a cada parque 
Nos cobijamos bajo cada árbol, te abrazo
Te abrazas a mi y permanecemos abrazados
Sin importarnos las personas que nos miran
Sin importarnos la noche que se avecina
Sin importarnos las horas ni el clima, te abrazo
Y sin mediar palabras simplemente me besas

La tarde se va en silencio, la luces son desplazadas por las sombras, seguimos nuestro camino, tomados de la mano
Vamos sonriendo, tu apoyas tu rostro en uno de mis hombros y caminas pegada a mi
No he soltado tu mano, así que lucho para abrazarte, ríes traviesa, pero al final cedes
Parecemos dos adolescentes que están descubriendo la vida, y seguimos sin mirar
Solamente nos paramos un rato a mitad de la acera para besarnos con ternura, con amor

Llegó la noche, las luces artificiales ocultan las estrellas en el cielo, la luna se insinúa en el horizonte, la brisa se ha detenido, llegamos
Tu puerta se me hace terrible, no quiero 
Pero aún así estamos en el umbral de ella
Un último beso, tengo que dejarte ir, cierras lentamente mientras me ves, y desapareces
Me alejo con las manos en los bolsillos
Lentamente, mirando al cielo y al suelo
Suspirando profundamente, y de repente
Siento tus brazos en mi cuello 
Volteo y me encuentro con un beso apasionado, diferente, alocado, demente
Te alzó por la cintura y no dejo de besarte 

Estamos locos, te digo
Calla y bésame, poeta mío...

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