Una misión, una recompensa
En la cima de la montaña, alejada del mundo conocido, por encima de las nubes, más allá de cualquier esfuerzo humano, más allá de los sueños, está el premio máximo: un beso
Inicio la travesía con las ansias al máximo, tratando de racionar el esfuerzo, no es una carrera de velocidad, pues el objetivo no es llegar primero, sino simplemente llegar, y tener aliento para poder quedarse a disfrutar
Camino con cuidado, al iniciar la travesía hay valles hermosos, riachuelos de aguas cristalinas, flores y árboles, animales silvestres que juguetean despreocupados, buscando alimento, el clima es precioso
Pero conforme voy avanzando y escalando las faldas de la montaña, el paisaje va cambiando, los riachuelos se hacen más torrentosos, la vegetación menos amable, y los animales más cautelosos, hay riesgo por donde mire
Y, sin previo aviso, ya solamente encuentro roca agreste, por tramos hay pequeñas filtraciones y algo de musgo alrededor de ellas, algunos cardos duros, y eventualmente aves rapaces y cazadores implacables
Ya no es tan fácil. Me lastimo las manos en cada agarre, me lastimo los pies, cada paso cuesta mucho, pero no sé lo que me espera más arriba. Hace frío, mucho frío, llegué a la nieve, y ahora sí que es duro, muy duro
Escalar el hielo, la nieve, es algo solo para valientes, sobre todo cuando es un lugar no recorrido. En cada paso tientas a la muerte, a cada instante hay riesgo de desbarrancarse
Sigo mi ascenso, en silencio, en soledad, el oxígeno se hace escaso, el frío cala hasta los huesos, el cansancio es infinito, no hay vegetación en este lugar, no hay animales
La cima se nota ya cercana. O es solamente mi imaginación que me hace trampa? Mi visión es borrosa, tanto por la escasez de aire como por el agotamiento. Mis piernas y brazos apenas responden, pero sigo adelante
No puedo dormir, no debo. Quedarse dormido en este instante sería fatal, debo tomar largos descansos a cada dos o tres pasos. La carga que llevo, que estoy seguro no llega a diez kilogramos se me hace imposible de seguir llevando, pero debo conservarlo
Al final, con las manos sangrando, los pies con ampollas, la piel del rostro agrietada, pero con el corazón saltando de emoción y alegría, al fin llego a la cima y te encuentro
Estás tan bella, tan apacible y serena, sonriente, feliz por verme, feliz por haberlo logrado, limpias mis manos, limpias mi rostro y, sin mediar palabras, simplemente me besas
La recompensa vale la pena. Escalaría una y mil montañas si con eso logro encontrarte. Por el momento aquí me quedo, feliz y contento por haber recorrido todo el camino, feliz y contento por estar de nuevo a tu lado...