sábado, 8 de noviembre de 2025

Poema 2252

El silencio de la noche me recuerda 
Mi infinita y profunda soledad
En el oscuro cielo las estrellas miran
Quietas, no titilan siquiera
Esperan y esperan sin saber
Lo que pasará 

El viento apenas canta
Las hojas en los árboles están quietas
Se estremecen al menor ruido 
También yo, que a ratos suspiro
Mirando el cielo y buscando
Tu mirada, tus ojos negros que
Me mantienen vivo
Me mantienen cuerdo

A lo lejos veo la silueta conocida
Que también se mantiene quieta
A ratos se mueve un poco
Entiendo, hago lo mismo
La noche nos cobija, aunque
Algunas nubes se mueven inquietas
Amenazantes, pareciera que se divierten

Primero son una gotas, luego 
Poco a poco aumentan
El poncho impermeable ayudará 
También el gorro con visera 
Pero el ruido de la lluvia
Oculta los sonidos del bosque
Atentos

Las primeras balas nos toman de sorpresa 
Respondo en dirección a las luces
Mi viejo y confiable fusil no falla
Hay explosiones a los costados, firmes 
Debo mantener mi posición 
Gritos, maldiciones

Guárdame, mi princesa 
Si hoy me toca entregar el alma
Será recordando tu nombre
Tus labios apasionados 
Tu mirada, tu piel, tu aroma
Tus manos, tus palabras 
Y sobre todo esos ojos negros 
Que me hacen soñar y desear
Seguir en esta vida, en esta tierra 

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