De las miradas curiosas
Nos apretamos más contra la pared
Tus manos en mi cabeza
Quieren arrancar mis cabellos
Mis labios en tu cuello
Gimes de placer mientras
Mis manos recorren tu cuerpo
Sin pedir permiso se escabullen
Entre tus ropas, gimes y te mueves
Sabemos que nadie nos mira
Estamos en un lugar seguro
Y dejamos que nuestros deseos
Gobiernen a nuestros cuerpos
La lluvia arrecia
hay un pequeño riachuelo
Que corre vivaz cerca a la acera
El viento nos trae algunas gotas
La noche guarda silencio
Nuestros cuerpos no entienden
Nosotros tampoco
Queremos poseernos
El deseo es inexplicable
Nuestras manos hacen lo suyo
Nuestros labios no paran
Queremos comernos...
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