sábado, 18 de enero de 2025

Poema 618

Te miro y no puedo creerlo
Qué bella que estás!
Sentada frente al espejo
Lentamente te aplicas cremas
Al rostro que se ve por momentos tenso
Y por momentos tan relajado que
Parece de extrema paz y tranquilidad 
Tienes una toalla recogiendo tus cabellos 
Y una bata sobre tu desnudez
Se ve un hombro desnudo
Qué delicia!
Me miras de reojo, te detienes
Por un segundo infinito volteas
Me clavas una mirada inquisidora
Qué miras? Preguntas 
Cómo si no lo supieras
Por lo menos cierra la boca, me dices
Y continúas con tu labor

Ahora es el turno de tus cabellos 
Esa espléndida cabellera negra
Con esos rizos caprichosos 
Que siempre te causan problemas 
Pero que son mi adoración 
Poco a poco los secas
Luego los peinas y acomodas
A tu antojo, no te hacen caso
Son rebeldes como tú 
Al final llegan a una especie de acuerdo
Y es un término medio espectacular 

Ahora es el turno de tu cuerpo
Volteas a verme de nuevo
Si vas a seguir ahí, me increpas 
Por lo menos ayúdame, me ordenas
Escucho con obediencia 
Y con el deseo al tope
Te alcanzo las cremas, 
Las aplico con suavidad en el lugar
Donde me ordenas que lo haga
Disfruto de tu piel, de tu aroma
Disfruto de toda tu presencia 
Soy un volcán a punto de estallar
Beso con suavidad uno de tus hombros 
Te retiras. No empieces, me dices
Ya estamos tarde, no empieces
Me dices, mientras me besas
Con ternura, como quien da una golosina 
A un niño hambriento 

Te vistes lentamente, yo me pongo la camisa
Ya terminaste y yo
Sigo peleando con la corbata
Espera un momento, me dices
Y haces el nudo con maestría 
Me acomodas el saco
Te paras a mi lado y nos vemos al espejo
Ambos sonreímos, ya es hora
El taxi está esperando...

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