martes, 14 de enero de 2025

Poema 593

En la sala de espera del hospital, con las ganas de un moribundo en su patíbulo, solamente me queda esperar, en silencio, esperar
Las horas se hacen eternas, felizmente acá no hay reloj, aunque el tiempo se ha detenido 
Pasa tan pero tan lento que siento como el mundo gira, siento como el aire se calienta 
Hay otras personas a mi lado, duerme la mayoría. Todos en sus celulares, haciendo lo que mejor sabemos hoy en día: perder el tiempo, gastarlo de cualquier manera

Mil imágenes vienen a mi cabeza, mil ideas la rondan, sobre todo sobre el sentido de la vida
Sobre las injusticias y sobre los desafortunados que, como yo, tienen que luchar día a día por la subsistencia 
Mundo cruel, que premias a los que más tienen y castigas a los que apenas pueden llevarse un pan a la boca, premias a los egoístas y crueles
Para qué seguir insistiendo, si sabemos que el mundo te quitará lo poco que tienes?

Y así pasan las horas, y debo estar el doble del tiempo transcurrido. No hay sed, ni hambre
Solo unas ganas infinitas de que todo esto acabe, que se termine de una buena vez
No es para nada agradable estar en una sala de espera, sobre todo de un hospital donde la gente sufre y muere, donde ya no quieres estar
No es agradable, sería bueno terminar esto de alguna manera, y basta de tanta espera 


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