martes, 27 de agosto de 2024

Poema 185

Suena la música, y mis ojos se inundan
Te recuerdo en cada acorde de ese piano
Que a lo lejos, a la distancia, con suave melancolía 
Me trae tu nombre en cada melodía 
Sigue sonando, y no puedo controlar 
Esa tempestad que me azota adentro
Y que hace que me pierda por completo 
Estoy perdido, lo sé, lo acepto 

Siguen las suaves melodías a lo lejos
Nada veo ya, las tinieblas me aturden
Siento cada golpe de las teclas en el pecho
Y me duele de tal manera que ya no siento 
Y no vivo, ya no respiro, ya no existo
Voy cayendo sin remedio, voy cayendo
Y la música implacable suena a lo lejos

Para ya, pianista, para por favor
No puedo más con mis propios lamentos
Cada nota es hermosa, pero la tortura 
Que me trae a la memoria tu música 
Es muy dura, demasiado dolorosa
No podré soportar por mucho tiempo 
Ten piedad, te lo pido, te lo suplico 

En la profundidad de la noche solitaria
Un pianista disfruta de su música mágica 
Le regala sueños de fantasía a las estrellas 
Vuelos imaginarios y bellas caricias
A todos y cada uno de los seres de este planeta 
Solo un loco soñador sufre en desconsuelo 
Porque en cada nota melódica 
Se desgarra y desangra su corazón de poeta
Herido de amor, preso del deseo
Atrapado en sus propios locos sueños 

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