domingo, 23 de junio de 2024

Poema 40

-Hola Princesa
-Poeta? Vaya, hasta que al fin te dignaste en venir. Ya te estaba extrañando ...

En el silencio de la extraña cueva, que más se parece a un palacio fantasmagórico de un cuento de las tinieblas, al fin, luego de un interminable camino, exhausto, con los pies sangrantes, las manos destrozadas, manteniéndome solo por la voluntad del corazón y del alma, al fin encuentro a mi ansiado objetivo, a la diosa del averno y de las tinieblas, la única y primigenia, aquella que me liberó de mis cadenas mentales, me mostró la única realidad verdadera, y que se deleitó divertida cuando le dije: Princesa.

- Encontraste la felicidad con Margarita?
Y, ahí está, como siempre, incisiva, directa y divertida. No tiene reparos en lastimarme, no le importa lo que yo sienta, solo me necesita para sus propósitos, y me da lo que le pida, lo que yo quiera 

-Claro que si, respondo sin pensarlo, tuve mucho más de lo que soñé o lo que quise, y momentos tan memorables que hasta ahora me hacen soñar, pero...

- La dejaste ir, la perdiste (me mira de frente y su risa burlona ensombrece mis sentidos). Tonto poeta, te crees un sabelotodo, pero no entiendes nada del pensamiento de las mujeres, sigues siendo un niño inmaduro 

Es cierto, en algún lugar del espacio tiempo perdí al amor de mi vida. Me dejé llevar por las circunstancias, por el entorno, y ella se fué, se perdió, y pensé que no podría encontrarla nunca más. Me entristeció, perdí las esperanzas y dejé que mi vida pasara sin sentido alguno, solo esperando que llegara el final del camino, recordando todo lo bueno del pasado, soñando con los bellos momentos que me regaló la vida, creyendo que se había acabado y...

- Apareció, claro que apareció (su voz está llena de coquetería, disfruta del momento y toma las riendas, como siempre) y tu vida se convirtió en huracán desbocado, torbellino de pasiones que ni siquiera entiendes, no comprendes y mucho menos puedes controlar...

Su risa me altera, hace que se nublen mis sentidos, y escondo la cabeza entre mis manos. Estoy sollozando, como un niño indefenso, mi corazón late a mil por hora, mi alma es un abismo de vacío infinito 

- La amo con locura, solo quiero estar a su lado, sueño con sus manos, con su cuerpo, el aroma de su cabellera me aturde y, esos abismos negros en su mirada, me tienen atrapado, me han hecho su esclavo, y me han...

No puedo creerlo! Al levantar la mirada descubro esos lindos ojos negros que me miran con ternura, ese rostro bello y esa espectacular cabellera cuyos aromas me aturden y me embriagan

- Siempre fui yo, poeta, siempre fui yo...

Te recuerdo pelirroja, te recuerdo con ojos verdes, ojos azules y color caramelo, siempre bella, siempre agresiva, siempre con curvas de infarto, siempre coqueta y posesiva. Y ahora, ahora tienes esos ojos negros de antología que me han atrapado en una mirada que asemeja a un abismo oscuro infinito, del cual no tengo escape, del cual ya no hay retorno 

- Siempre fui yo, tonto poeta (me lo repites divertida) y tendrás todo lo que deseas si y sólo si haces, como siempre, lo que yo te diga. No malgastes tu tiempo en tonterías, te he seleccionado para una particular tarea, lo sabes, y debes completarla. Sólo así tendrás el amor de tu Princesa, tu Margarita, tu Pequeña Traviesa y aquella de los lindos ojos negros que tanto deseas. No lo olvides poeta, no lo olvides

Y sin más palabras te alejas. Me dejas en la cueva con una sonrisa a medias. Ahora lo entiendo, ahora lo sé. Debo contar tu historia, es mi deber de escritor, de poeta. Nada más importa. Entonces, ahí vamos, estoy a tus órdenes mi hermosa Princesa, soy tuyo por siempre, siempre lo fui, y son para ti y por ti todas y cada una de mis torpes letras 

Te amo

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