domingo, 15 de septiembre de 2024

Poema 248

Las mejores cosas de la vida pasan cuando no las esperas. Cuando crees que el mundo es un mar de aburrimiento, cuando el tedio y la rutina te están matando lentamente, cuando el frío de la tarde te congela hasta los huesos, cuando el sueño te está venciendo, es el momento propicio para que el destino haga su magia, un travieso Cupido te clave una dolorosa y deliciosa flecha, y la veas llegar radiante por esa antaño monótona puerta.

Fue así, todo era gris, frío, lento y silencioso, y me trajiste luces, bulla y mucha vida, acelerada vida. Y me miraste de tal manera que mi mundo dió un vuelco entero, y supe al fin, que te había encontrado, que eras tú lo único que siempre había estado buscando, que mi vida se resume en ese punto, cuando nuestros caminos se cruzaron y me miraste, de tal manera, que ahora no puedo dejar de verte.

Es así, la vida me ha regalado lo mejor de si misma en tu presencia, y ahora solo sonrío y sonrío como tonto ante todo y todos. Desbordo felicidad por donde vaya, canto y bailo mientras camino. Sé que ahora camino solo, pero más tarde estarás nuevamente conmigo. Te tomaré en mis brazos, te levantaré del suelo, te robaré uno y mil besos, y te guiaré a nuestros aposentos, y me dejaré llevar por mis instintos, te abrazare y besaré a todo momento, incluso cuando duermes, pues siempre estoy despierto. Me has llenado de tanta vida, que tengo envidia de mi mismo. Que hermoso es todo esto! Que genial es estar vivo!

sábado, 14 de septiembre de 2024

Poema 247

 Me sonreías mientras hablabas, jugueteando con el lapicero en tus manos. Por Dios, que linda estabas! No lo sospechaba cuando me enteré que ibas a llegar por primera vez. Te cuento este terrible secreto, ni siquiera me interesaba que llegaras, era como que si la vida siguiera un curso irremediable de situaciones inevitables que deberían pasar sin mas ni mas. No me interesaba nada de esta vida, solamente seguir en ese cauce conocido en el que me había embarcado, nada más. Y ahora, cuando me hablabas sonriendo, sentada coqueta frente a mi, jugando con la lapicera, a veces con tu cabellera que siempre está alborotada, o haciendo gestos deliciosos con los labios, con las manos, entonces comprendí de nuevo que, mi Dios, estoy perdido, estoy enfermo en ti.

Terminamos la corta charla, no recuerdo de que trataba, me parece que de alguna de esas cosas que tanto interesan al trabajo, a la profesión, o a quien diablos le importa? Yo solo recuerdo tus encantadoras lineas, tus poses de inocencia que se intercalaban con algunos gestos sobre actuados de niña mala, y sobre todo, por la forma en que me mirabas. Esos tentadores ojos negros, me alocan, me torturan, me matan, me llevan a los cielos, a los infiernos, me hacen suspirar, reír, llorar, soñar, todo al mismo tiempo. Soy esclavo a voluntad. Lo sabes? Quizá la pregunta correcta sea: Te importa?

Ahora que nuevamente no estás, sigo recordando la forma graciosa en que hablamos, en la forma en que te miraba, en ese tierno abrazo que me diste, la forma como tomaste mi mano, la forma como apoyaste tu cabecita en mi hombro, luego en mi pecho, y sobre todo, ese tierno beso que me regalaste antes de partir. Es cierto, te fuiste, otra vez en silencio, otra vez sin despedirte, pero, quizá así sea mejor. Nos volveremos a encontrar, y ojalá que el mundo nos regale otro dulce momento donde podamos charlar de todo y nada, donde pueda deleitarme de tu mágica presencia, y donde este esclavo de tus ojos  pida nuevamente a gritos que nunca lo dejes en libertad.

Poema 246

 Caminamos de la mano por la alameda, tú hablabas, como una pequeña que está descubriendo el mundo, hablabas sin parar, te reías de tus bromas, de tus ocurrencias, de todo lo que te había pasado en el día de trabajo. A veces me hacías una que otra pregunta, yo te contestaba con evasivas, afirmaciones cortas, o palabras sueltas, aprovechando tu silencio para robarte un beso, una caricia, o alguna que otra muestra de amor a las que te tengo acostumbrada. Te molestabas un poquito, por no prestarte la debida atención, como tú misma decías, reías, y seguías hablando mientras, tomada de mi brazo, caminábamos juntos por la alameda, entre la gente que a veces nos miraba, en la tarde que se oscurecía, entre el bullicio de los autos, de la ciudad entera, entre todo eso es tu risita alegre lo único que escuchaba, y lo único que realmente me importaba.

Nunca podé plasmar en letras toda la montaña de emociones y sensaciones que sentía cuando jugueteabas con mi brazo, o con mis manos, o cuando traviesa metías tus manitos en los bolsillos de mi chaqueta. Tengo frío, decías. Yo te abrazaba más, te apretaba a mí, y sentía el mágico aroma de tus cabellos, que se alzaban rebeldes mientras el viento ligero hacía un estropicio de ellos. Oh, tus cabellos!Ni la medusa mítica pudo tener tanto poder en los suyos como tú con tus cabellos que me seducen por completo. Me regalas un mechón de tus esplendorosos cabellos negros? Aunque, te lo confieso, ya tengo un buen puñado de ellos, te los he ido robando de a pocos, sin que te dieras cuenta, me los he quedado, y van conmigo, como reserva para cuando necesite una pequeña poción de esta droga nueva: el aroma de tus esplendoroso cabellos.

Llegamos tan lejos, que tuvimos que tomar un taxi para retornar al auto, que habíamos abandonado en la carretera. Íbamos atrasados, no existía la posibilidad de retornar caminando. El taxista sonreía, ante tantas muestra de cariño, parecíamos dos niños, aunque las canas ya pintan mi cabeza, y mis gestos siguen siendo los de un caballero chapado a la antigua. Aun así haces que me comporte como un niño, sacas de mi los comportamientos más tiernos que jamás haya tenido. Ya en el auto, no podemos hacer mucho, tú conduces, yo voy a tu lado, cantando mis alocados versos, y tú, cada vez que puedes, me regalas una mirada tierna, una suave caricia, y un ligero pero delicioso beso. Cómo quisiera que todo esto fuese eterno!

Poema 245

 Te propongo que me olvides, que dejes atrás en el silencio de la fría noche solitaria del baúl de los no recuerdos todo aquello que alguna vez tuviste conmigo. Sabes? Me será mas fácil volverte a mirar, me será más sencillo poder enamorarme de nuevo cuando vuelva a encontrar frente a mi esos lindos ojos negros. Te propongo que olvides completamente de mi existencia, olvida todo de mi, mi nombre, por supuesto, mi cara, mi voz, y sobre todo, olvida mis letras. Es cierto, todas ellas nacieron y vivieron por ti y para ti, pero quiero que las olvides, así también las olvidaré yo.

Ayer te vi de nuevo, y me miraste. Me tomaste de las manos, nos abrazamos por un instante que parecía iba a ser eterno. Te tuve por un momento infinito pegada a mi pecho, mi corazón se alocaba más y mas, el tuyo también, quizá sentías lo mismo que yo, no lo sé con seguridad, no tengo la certeza de nada de lo que haya sucedido. Un ligero y suave beso, fugaz, tan efímero que no estoy seguro de que haya existido, pero aún en mis labios tengo el dulce sabor de tu beso, que me trajo de vuelta a la vida, que fue suficiente para mantenerme vivo.

Charlamos por un breve tiempo, pero admiré cada gesto tuyo, me enamoré de nuevo de tus bellas lineas, de todas y cada una de ellas. Por cierto, busqué todos tus defectos, aquellos que había buscado durante tanto tiempo. Allí estaban, tan perfectos, tan bellos. Y yo los llamo defectos. Cómo te amo! No recuerdo de qué hablamos, creo que de trabajo, o de la vida, la verdad lo olvidé por completo, incluso cuando me hablabas, y yo te miraba en silencio. Que hermoso momento!

Nuevamente no estás. El mundo, cruel e insensible, ha apartado para siempre nuestros caminos, pero, el destino juega conmigo, se divierte con mi sufrimiento, y hace que coincidamos, a veces, muchas veces, y no puedo contenerme, no puedo. Siempre te robo una caricia ligera, un abrazo, un beso furtivo, y un mágico eterno momento. Te propongo este trato, olvida todo esto, quieres? Así podré enamorarme de ti de nuevo sin temor a que puedas sentir lo mismo, y así puedas tranquilamente seguir tu camino, ya que, de no ser así, podría darse la posibilidad de que quisieras venirte conmigo y yo, yo no me pertenezco, nada te puedo ofrecer, pues nada tengo, solamente estas torpes letras en mas torpes versos, que me gustaría, los estuvieras leyendo.


viernes, 13 de septiembre de 2024

Poema 244

Ahora que no estás, que es como que si no existieran, cuál es el objetivo de mi vida? Existe alguna razón para mí en este camino vacío y solitario que tiene algún aroma tuyo? Ahora que no estás, ahora que no existes en mi presente ni en mi futuro, qué sentido tiene seguir vivo? Vivir en sueños, vivir en recuerdos, vivir una ficción que no se dará jamás, nunca más, para qué? Es un camino que solo promete más soledad y aún más sufrimiento.

Qué diferente era cuando estabas conmigo. Nos entendíamos sin necesidad de hablar, cuando necesitábamos decirnos algo distinto bastaba con una mirada, y todo estaba entendido. Sabíamos lo que pensábamos, lo que queríamos, a dónde íbamos. Ni siquiera era necesario tomarnos de las manos para sentir que íbamos por el mismo sendero, que nuestra vida era juntos, lo sentíamos, lo sabíamos.

Nuestros sueños volaban juntos, compartíamos no solamente el mismo lecho, sino también las quimeras y vuelos. Compartíamos todo lo imaginable y lo no tanto. Éramos felices con solo estar juntos, sintiendo la presencia uno del otro, sabiendo que existimos sobre este planeta. Oh, que felices que fuimos! Que feliz que fui, y ahora lo he perdido todo. Todo. Todo.

Es difícil aceptar una realidad cruel y dura, que me dice que he perdido y no hay vuelta atrás, tampoco volverá a nacer un amor así nunca, jamás. Solo quedará en recuerdos dolorosos de un instante fugaz donde me sentí amo del universo, porque mientras te tuve, estaba realmente vivo. No como ahora, en que escribo estas letras, me siento muerto, frío, vacío. No quiero nada más, solo espero al barquero, este mundo no es el mismo sin ti. Por qué te fuiste?! Por qué?! Que feliz sería si no te hubieras ido, que feliz hubiese sido 

Poema 243

Por qué?! Te fuiste, vi como tu silueta, tan gracil, tan liviana y delicada se fue perdiendo en la bruma, mientras mis ojos se nublaban con espuma que flotaba en el espacio y anegaban mi corazón, mi alma, mi razón. Que duro fue verte partir! Qué duro! No puedo más, me duele el pecho, me duele toda la piel recordando ese doloroso e inexplicablemente inolvidable momento. Que dolor!

Y ahora, qué será de mi? Solamente me quedan los recuerdos de momentos que nunca llegaron siquiera a despertar, que solamente son sueños, sueños de amor, sueños de entrega, sueños de pasión. Solo me quedan esos tristes y melancólicos recuerdos que cada día me duelen más y más.

Te olvidaré? Sabes que no, nunca podré olvidarte. Es más, estoy casi completamente seguro que esto irá de mal en peor. No es que no pueda olvidarte, es que no quiero. No quiero perderte de mis sueños, de mis deseos, de mis ansias que se hacen tangibles, que se han hecho de arena y hielo y me lastiman desde la piel hasta los huesos. Que por qué te quiero tanto? Vaya uno a saber la razón de todo esto.

Y ahora, solamente te seguiré dedicando estás febriles e insensatas letras, que a nadie importan, lo sé, no es necesario que me lo vuelvas a decir. Te las regalé todas, son tuyas desde antes que hayan nacido en mi cabeza, en mi pecho. Lo sabes, no te hagas la desentendida, pues, queriendo o no, eres tú quien los ha clavado con mil dagas en mi corazón que ahora solo late por ti, para ti y contigo.

Te espero. Así no vayas a volver nunca, yo te espero, incluso mis huesos te seguirán esperando cuando hayan pasado los milenios y esté ya muerto. Te espero.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Poema 242

Y te vas, así de simple, coges tus pocas cosas, te levantas de la silla, te diriges rauda a la puerta y la cierras tras de ti, sin palabra de por medio, sin siquiera voltear por un solo instante, únicamente te vas, y ya.

Me quedo atrás. No puedo seguir tras de ti, mil razones, una banales, otras no tanto. Igual, no hago el más mínimo esfuerzo para seguir tus pasos. En silencio veo como tus huellas se van borrando, el viento hace su trabajo en forma fenomenal. Las nubes lentamente cubren el cielo, nos regalan una tormenta, un aguacero mágico donde las ninfas y las hadas cantan y danzan, se burlan de mi tristeza, de mi desconcierto. Y el sol, avergonzado, hace bien rato que se fue a acostar.

Ya no estás, te fuiste ayer, pero parece una que fue hace una eternidad. A mí me quedan tus miradas, el calor de tus manos, la fragancia de tu cuerpo, el eterno desmadre de tu cabello, y ese magnetismo tan especial de tus hermosos ojos negros.

Espérame, ya voy. Espérame mi amor. Nada de esta vida importa si tú no estás