lunes, 1 de septiembre de 2025

Poema 1956

Y así los días, mis días, pasan lentos, cansados, en silencio y muerte
Nada ya quiero, todo se ve gris de cerca y de lejos, tristeza 
El frío de la cueva taladra mis sentidos, los agota, los entumece
Se acabaron las esperanzas, se fueron hace tiempo, hola desidia 
El tintero hace tiempo está vacío, la pluma está rota, mustio el pergamino 
Y en mi pecho nada late, nada vibra, nada queda, abismo oscuro y frío 

Me pongo de pie con gran esfuerzo, las rodillas se resienten, qué dolor!
Mis manos se apoyan dubitativas, podrían lastimarse. Dolor punzante 
Lo ignoro, me siento vivo cuando el cuerpo duele, incluso me lastimo 
Sonrío. Aún puedo enfrentar orgulloso el dolor físico, no le temo, al contrario 
Busco sentir el golpe en los huesos y las carnes envejecidas, lo busco
Y siempre que lo encuentro, el dolor me causa placer, siempre sonrío 

Pero el barro es débil, se resiente y caigo al suelo, maldigo al tiempo 
Me levanto con dificultad, siento estrellas punzantes en las sienes
Logro mi objetivo, nuevamente avanzo hacia la salida, debo huir presto
Este agujero me tortura con su frío y soledad infinitos, es tiempo de irse
Abro la puerta sin poco esfuerzo y te encuentro. Pareces sonreír 
Te estaba esperando, te digo, hola querida muerte, llévame contigo 

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