Logramos salir del viejo bus, mi brazo está sangrando por un vidrio incrustado
Logro hacer un vendaje con un trozo de mi camisa, lo ato con la fuerza necesaria para detener la hemorragia, pero retiro el vidrio con cuidado, nada de seriedad, pienso para mi
Muevo la mano, hago algunas maniobras
Duele, es cierto, pero no estoy inutilizado
Te examinó, tienes el rostro ensangrentado
Te limpio y encuentro una herida en tu cabeza
Ya dejó de sangrar, pero igual te hago un pequeño turbante, trato de no maltratar esos cabellos que tanto adoro, pero debo mantener la calma. Te examino, te tranquilizas
Veo que tienes algunos moretones y otros rasguños, pero nada de importancia
Me tranquilizo, igual debes estar en reposo
Podrías tener algún traumatismo interno
Mi cabeza va a mil por hora
Me examino a mi mismo
Bastardo afortunado, todo en su lugar
Palpo mi abdomen, reviso mi torso
Todo en su lugar. Manos a la obra
Luego de dejarte sentada en un sitio que parece seguro voy por el accidentado más cercano. Lo examino, no hay ninguna respuesta, lo dejo, pasó al que está gritando
Es un varón joven, chilla como un bebé
Tengo que abofetearlo para que se tranquilice
Tiene un pie dislocado o fracturado, más nada
Inmovilizó su pie, paso al siguiente
Hay uno sangrando profusamente
Meto mis manos y logro encontrar un trozo enorme de un vidrio. Por qué le pusieron estos vidrios al bus? Maldigo en silencio, maldita pobreza. Le aplico presión, hago un vendaje rápido. Lo examino, aún tiene pulso
Busco más heridas, tiene un gran hematoma en la parte posterior de la cabeza, que pena
Pongo a los más graves lo más alejado del bus
Hay gente que se me acerca, me ayudan
Nadie pregunta nada, así estamos cuando nos toca sacar a los que están atrapados en el bus
Intentamos retirarlos, solo salen dos niños
Están muy asustados, pero con lesiones leves
Hay adultos quejándose, otros en silencio
Trato de llegar a ellos. Rayos! El dolor del brazo ensangrentado me recuerda que estoy herido
Hay una mujer que me mira desde adentro
Ayúdame! Hay una vara que le atraviesa el abdomen. No me dejes acá!
Tomo sus manos. Tranquila, le digo
Ahora te saco, miento. En eso siento unos brazos poderosos que tiran de mi hacia afuera del bus. Llegaron los bomberos y paramédicos
Peleo, no quiero dejarla. No puedo
Tranquilo, doctor, tranquilo..
Es una voz madura y confiada, me toma con calma
Ya hizo más que suficiente, ahora déjenos a nosotros, dejenos también ayudarlo
Lo último que recuerdo son tus hermosos ojos verdes mirándome desde el firmamento estrellado, tu imagen con una especie de turbante raro que intenta sonreírme y que me dice
Vas a estar bien, te amo...
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