Es un lugar distinto a la urbe donde he pasado los últimos años, se aleja de los edificios sofisticados, los parques bien cuidados pero con ese aire a tristeza y soledad por la poca concurrencia de las personas, llenos de animales y que semejan una paz infinita
Acá no es así. Hay tanta gente, tantos autos descuidados, tantos colores que tienes la sensación de estar en un perfecto caos
Vamos mirando y descubriendo un mundo paralelo, en el que quisiéramos navegar
Por lo menos un buen rato, pero la ciudad se va acabando, poco a poco desaparece el gentío, los sonidos y colores vivaces dan paso a zonas polvorientas cubiertas de pobreza
No se ven las personas, apenas unos cuantos perros flacos que ni siquiera se interesan por el ómnibus que pasa frente a ellos
Las arenas van ocupando su lugar, la escasa vegetación aparece y desaparece rápidamente
Llega el momento en el que todo es árido
El ómnibus se encoge, es un barco navegando unas olas calientes gigantes, las ventanas están abiertas de par en par pero la sensación es insufrible, aunque nadie se queja
Llevamos las cantimploras llenas, aún así vamos racionando el agua, la bebemos de a pocos, como todo el mundo
El calor nos manda a dormir, alguien empieza a masticar algún tipo de carnes, sacamos las galletas, pero no tenemos mucha hambre
Lo que si hay es sueño y, abrazados, nos entregamos a los brazos de Morfeo
Me despierta un ruido tremendo, y el dolor en uno de los brazos que es demasiado punzante
Retiro por inercia mi mano, y siento algo extraño que calienta mi brazo, la gente está gritando mientras en bus gira y gira en el desastre...