lunes, 6 de enero de 2025

Poema 546

Por el bien de quienes perdimos 

Poema 545

Hola preciosa, dónde estabas? 
No levantas la mirada, respondes "por ahí" y te retiras rauda. No volteas siquiera a mi llamado
Me quedo pensativo, tratando de adivinar qué es lo que te pasa. No puedo entenderlo 
El silencio de la habitación me cala hasta la médula, me araña la piel hasta que sangre
El dolor es tan intenso que algunas lágrimas se escapan y ruedan calentando las mejillas 
Mi corazón deja de latir por una eternidad para luego desbocarse y perder el ritmo
Hay una piedra enorme que me aprieta en el fondo del pecho, me aplasta y no me deja respirar con tranquilidad, quiero gritar
Mis manos se hacen puños, mis uñas se clavan en la piel, mis dientes quieren partirse
Pero muerden dolorosamente a los labios por dentro, un grito quiere escapar, no lo dejo

Me levanto pesadamente, me acerco a ti
Cojo con delicadeza tu cabecita, no me rechazas, al contrario, te acercas a mi
Te abrazas a mi cintura y hundes tu rostro en mi pecho mientras un ligero sollozo brota de tus labios bellos. Acaricio tus cabellos
Tranquila. Te digo, todo pasará, ya verás 
Lo superaremos. Miento. Quiero creer mis palabras. Beso tu cabeza y te abrazo 
Ambos temblamos, ambos sentimos ese dolor inmenso que se nos avecina. Lo aceptamos hace y buen tiempos, pero no queríamos ver

Hoy es el día. Terminamos de hacer nuestras maletas y caminamos en silencio 
Llegamos temprano al Aeropuerto. Aún hay poca gente, pero en el tablero están marcados nuestros vuelos. Pasamos los controles
Dejamos nuestras maletas y nos dirigimos a las salas de embarque. Tu avión sale primero, pero solo por algunos minutos de diferencia con el mío. Esperamos que todos aborden
Último llamado. Un abrazo más, otro beso

Adiós. Es todo lo que me dices mientras te dirijes a la puerta de embarque. No volteas al irte. Me quedo mirando tu silueta que desaparece sin dejar huellas. Adiós
Frente a mi pasan mil imágenes de escenas de tanta felicidad que parecía ser eterna. 
Tú en el parque. Tú en la playa. Tú en la noche. Tú al alba. Tú en la mañana. Tú en el cine. Tú en la tienda. Tú en la biblioteca. Tú en el quirófano. Tú trabajando. Tú bailando. Tú en mi cama. Tú en mis brazos. Tú... Tú... 

Última llamada para los pasajeros...
Incluso mencionan mi nombre. Me dirijo al avión por la puerta de embarque. No sé cómo llegué al asiento, ni quién va a mi lado. Estoy al lado de la ventana. No recibo nada. Solo miro las nubes tratando en vano de encontrarte 

Adiós. No puedo evitar que las lágrimas corran por mis mejillas. No las limpio, las dejo en libertad. Nos fuimos en direcciones opuestas, y no regresaremos nunca más. 
No puedo describir este dolor que ahora siento
Y me duele más el saber que siente lo mismo
O quizá sientas más dolor aún. Y eso me duele más! Adiós, pequeña, adiós...