martes, 21 de febrero de 2017

Yo la amé...

Yo la amé, y el fuego del amor aun puede
Seguir ardiendo en lo mas profundo de mi ser.
Yo la amé, pero esto no debería ya preocuparle
No quiero alterar su calma, ya no hay con que.

Yo la amé en silencio, sin esperanza alguna.
En el tormento constante de los celos y la timidez
Yo la amé con sinceridad plena y tanta ternura,
Que ojalá Dios le permita ser amada así, otra vez.

Pushkin. Mi traducción personal.

domingo, 19 de febrero de 2017

Hola mi amor...

Hola mi amor, como has estado?
Yo estuve bien, aunque me faltaron tus palabras
Me faltaron tus besos, tus caricias
Me hizo falta tu hermosa sonrisa
Me faltaron tus manos, tu apoyo
Necesitaba a cada instante tu presencia
Tu mágica y sublime presencia
Que me empuja a seguir adelante
Que me hace sentir vivo
Que me hace disfrutar de cada instante
Que alegra cada paso en mi camino
Que me hace latir, que me hace sentir
Pues si no estás conmigo, no vivo...

Pero si apenas hace unos minutos,
Me dices sorprendida, que te habías ido.
Y es que un minuto lejos de ti, te respondo
Es una eternidad de vana existencia.

Sonríes...
Sonrío...
Suspiras...
Suspiro...
Me besas...
Yo vivo...

Y hoy te vas

Y hoy te vas, y parece que no te has ido.
Mi cama aún guarda tu perfume,
En mis manos aún siento la calidez de tu piel
Y en mis labios aún siento ese beso perdido.
Ese tierno y placentero beso que nos dimos
Cuando por vez primera, tiernamente, nos unimos.

Pero hoy te vas, y no quiero creer que ya te has ido.
Mi alma llora en silencio, en silencio está este niño.
Ya no ríe ni salta de alegría al sentir tus risas y palabras
Ya no anhela el momento de nuestro encuentro
Ya no quiere nada más, solamente esta escondido
En lo más profundo de su solitaria tumba, triste
Y sollozando en silencio por el amor que ha perdido.

Pero, sabes qué? ... Solamente vete, sin volver atrás
Llévate contigo todo lo que construimos,
Llévate todas las palabras y versos que inventamos
Todo aquello que hizo de nuestro mundo
Un paraíso de sueños quiméricos de amor infinito.
Aunque pensándolo bien, no los mereces, no.
Ellos serán entregados por mi y mi corazón
Al universo entero, al interminable infinito.
Quizá llegue a algún lugar escondido
Donde alguien los pueda valorar como es debido.

MI corazón? Mi alma? El niño que llevo dentro?
Pues, no deben preocuparte, ellos siguen conmigo
Pero han de morir, han de quemarse en el fuego
Del dolor y ahogarse en el mar de desesperación
Han de congelarse en el invernal y crudo frío
Han de convertirse en polvo, y pasar al olvido...

Y renacerán desde sus cenizas, se rearmarán
pieza por pieza, y volverán a sonreír
Y volverán a soñar con conmigo.
Volaremos nuevamente en mis sueños de niño
Latiremos con un corazón enamorado
Suspiraremos con mi alma de poeta
Construiremos nuevos versos, y los llevaremos
Al mundo entero con nuestra musa
Y seremos nuevamente felices, gozando
De todos y cada uno de los momentos
Que la vida quiera regalarnos
Que la vida quiera obsequiarnos...

Qué será de ti? Crees realmente que eso nos importa?
Serás para mi, serás para nosotros una historia
Que tuvo momentos de felicidad
Momentos de tristeza, momentos sublimes
Y momentos que quisimos fueran eternos.
pero, ya no estarás, y espero que quizá,
Solamente quizá, puedas encontrar en esta vida
O en otra vida si es el caso, a alguien que como yo
Te regale todo lo que te di... Pues ya no estaré contigo.

Otra vez

Otra vez empezar de nuevo,
Otra vez recoger tus propios despojos,
Otra vez rearmar tu lastimado cuerpo,
Otra vez barrer del suelo tu orgullo,
Otra vez deshacer el nudo en el cuello,
Otra vez lavar de tu rostro el sucio lodo,
Otra vez olvidar los triste recuerdos,
Otra vez mirar en derredor, y estar solo...

Solo con tus tristezas y sentimientos
Solo con tus culpas y remordimientos
Solo con tus anhelos y sueños rotos,
Solo con tus palabras, que no nacieron,
Solo con tus lagrimas, que no brotaron
Solo con ese dolor tremendo en tu pecho
Solo con tus esperanzas que no murieron
Solo con ese niño, que llevas dentro...

Que te recuerda que aún vives, que no has muerto
Que tienes una vida plena, basta ya de sufrimientos!
Levanta la cabeza, fue sólo un contratiempo!
Basta de quejas! Deja atrás los lamentos!
Eres un bastardo afortunado, ya otros quisieran
Gozar de todos y cada uno de tus "sufrimientos".
Cuántos hay en este mundo que quisieran
Estar puestos en los zapatos que llevas?
Cuántos hay en este mundo cruel y siniestro
Tener aunque sea un segundo de tus "padecimientos"?

Vamos... Levántate! No seas necio!
Eres dueño de tu presente, son tus manos
Con las que construirás tu destino, tu camino.
El pasado quedó atrás, está sepultado
En lo profundo de tus recuerdos.
Serán tristes, dolorosos, pero son solo eso
Solamente son meros recuerdos!
No olvides que aún estás vivo!
Que tiene mil problemas, mil obstáculos
En lo que te gusta llamar como camino...
Pero sabes qué? Eres afortunado, pues tienes amigos
Tienes tu vida, tienes tu cerebro, tu experiencia
Y sobre todo tienes de tu lado, aunque no creas,
A todo el mundo, y a todo el universo!

Así que... Deja ya de lamentarte, lame tus heridas
Levanta la frente, y regálate una enorme sonrisa.
Estas vivo! Y eso, eso es ya bastante...

sábado, 18 de febrero de 2017

Tristeza y soledad...

Sentado en una vieja banca solitaria, bajo un gastado y seco árbol, sintiendo solamente la brisa marina que lleva sus amargas lágrimas, entierra el poeta en la fría tumba sus mas preciadas letras, sus versos, sus sueños y todos sus anhelos.

Solamente la triste noche lo acompaña, solamente el sabor dulce amargo de los recuerdos, le hace recordar que no ha muerto, que aún debe seguir su camino en esta pesada para él marcha, llevando a cuestas sus vanas palabras, sus miles y miles de versos muertos, que no pudieron nacer, que no encontraron el camino para ver la luz, y no pudieron hacerse realidad, y murieron antes de siquiera pensarlas.

Siente el suave murmullo de las olas, que juguetean en la arena, y que hacen de la espuma su lecho de plumas, su altar de amor, su saludo y despedida. Presta atención a la música que trae la brisa, el canto de sirenas encantadoras, la voz de Poseidón y de sus hijas, los gritos y quejidos de moribundos bajo las olas, los cañones de fragatas y carabelas, las maldiciones y juramentos de corsarios y piratas, de marinos y pescadores, el choque de sables, el crujir de maderos y de láminas de acero. Siente el poderoso canto del océano imperturbable, que se sabe amo y señor de sus aposentos. Pero no llegan a su oído las palabras, solamente los sonidos que lo adormecen y lo calman.

A la distancia ve las luces de la gran ciudad. Las personas no duermen, la vida continúa. Solamente él, un solitario soñador, quiere encontrar las palabras para festejar su vida y sus sueños... Y no encuentra nada.

Mira la tumba solitaria. Ahí quedan los sueños, las fantasías e ilusiones. Ahí quedan para siempre enterradas todas aquellas letras que alguna vez quisieron tomar alas, y lanzarse a componer versos y canciones, cuentos y, por que no, poemas. Pero ya es tarde. El mundo no espera. Con tristeza se aleja de este túmulo solitario, donde ha enterrado su alma y aquel niño que lo alentada, los abandonó para siempre, pues no los ha de necesitar más, para su rutinaria y desabrida vida cotidiana.

Al lado de las estrellas, teniendo como muda testigo a la luna ensangrentada, una musa se esfuma en el infinito, con tristeza se entrega a los vientos etéreos del la oscuridad eterna, y sin poner resistencia, y sin entender por completo la razón del final de su existencia, se va evaporando lentamente, y lentamente, poco a poco, va desapareciendo, y se convierte en ... NADA.

La pequeña gigante...

Érase una vez, en un reino muy, muy lejano...

Era la ciudad de los gigantes, donde todos los habitantes medían en promedio tres metros de altura. Y eran enormes e imponentes, pero, ellos se veían como personas normales. En uno de los extremos de la ciudad, vivía una pareja que no había tenido hijos, pero que soñaban con tener algún bebé alguna vez. Es por esa razón que se la pasaban soñando todos los días con un bebé, pero ella nunca salía embarazada. 

En un día cualquiera, en la época de lluvias, se encontraban tomando el te de la tarde frente a la chimenea, charlando sobre el trabajo, sobre sus deberes y sobre la familia. Y también por supuesto sobre el hecho de tener un bebé. Estaban decididos a adoptar al alguno, aunque en el país de los gigantes los bebés eran escasos, por alguna razón que ellos no entendían.

— Te digo que sería buena idea buscar en otros países —decía el esposo gigante— estoy seguro de haber escuchado que en el país de los humanos hay muchos niños sin hogar, así han contado los que han ido para allá en busca de aventuras. También en el país de los elfos y de los gnomos, y creo que también en el de los trolls y el de los ogros.

— Pero se acostumbraran con nosotros? —con cierta timidez preguntaba la esposa, aunque realmente ella tenía miedo de no ser buena madre para un bebé que no sea gigante— Recuerda que tendríamos que acondicionarle un cuarto especial, y comida especial, y todas esas cosas.

— No te preocupes por nada de eso —repetía el esposo— que yo me encargaré de esos «pequeños» detalles.

Y así se le iba la tarde, entre charlas y muchas tazas de te, y por cierto muchos kilos de galletas recién horneadas, y tantas cosas deliciosas, que hasta a mi se me hace agua la boca.

Y en eso:

— Toc, toc, toc!

Era la puerta. ¿Quién era en ese momento, en plena lluvia, quien tocaba la puerta?

— Toc, toc, toc!

— Ya voy, ya voy —dijo la esposa— un momentito por favor.

Al abrir la puerta, se dió con la sorpresa que... no había nadie. Miró a la derecha: nadie. Miró a la izquierda:nadie! Por si acaso miró hacia el techo: nadie! Se rascó la cabeza, y ya iba a cerrar la puerta, cuando escucha:

— Ñaaa, ñaaa, ñaaa.

Miró hacia abajo, y sorprendida vio que había un pequeño cesto, muy pequeño, que parecía de juguete, cubierto con una pequeña toalla, y en el cesto, un pequeño bebé que lloraba. Cogió con delicadeza el cesto y lo llevó para adentro. 

— Mira querido esposo, mira lo que han dejado en la puerta! —dijo emocionada.

Se pusieron a examinar al bebé, y pudieron notar que era una preciosa niña, del país de los enanos (por su tamaño, eso era evidente), pero que era muy bonita y estaba sanita... Y hambrienta.

La señora gigante no sabía que hacer en ese momento. Mil cosas pasaban por su cabeza de gigante preocupada. Así que cargó con mucho cuidado a la bebé, la arropó con un pañuelo (que para la bebé parecía una frazada) y la puso cerca de su pecho. Al sentir el calor la bebé se tranquilizó y se chupaba el dedo mientras dormía. Por esas cosas que uno nunca puede entender, la señora gigante sintió que sus pechos se llenaban de leche, y pudo con esa leche alimentar a la bebe (primero solo una gota, pero fue suficiente).

La bebé creció muy a prisa. Al mes ya tenía el tamaño de un pequeño bebé gigante. Los padres adoptivos estaban asombrados ante semejante milagro. Cuando comunicaron a todos sus vecinos y familiares de lo sucedido, nadie podía creer que la bebé haya sido una enanita.

— Es del tamaño normal —decían— por qué no aceptan que tuvieron su propia bebé? No es malo tener hijos...

Todos sus amigos y familiares decían lo mismo, así que los «padres» decidieron ya no contar nada más, y aceptaron a la niña como «una gigante» mas.

Así pasaron los años. La pequeña niña creció al ritmo de sus congéneres gigantes, y tenía su mismo tamaño y fuerza. Pero, gracias a todo el amor y cariño que recibía en casa, era un poquito mas inteligente que los demás, y también se hacía querer por todo el mundo. Tenía de amigos a casi todos los niños de la escuela, e incluso los mayores siempre la buscaban por lo tierna y dulce que era.

Hasta que sucedió. Un día de esos, cuando ella regresaba feliz de la escuela, vió que frente a su casa estaban unos señores muy serios, con trajes muy elegantes y lentes oscuros, parecían militares pero sin uniformes. Y dentro de su casa, un señor viejo, casi calvo y un poco panzón, estaba conversando con sus padres.

Eran del gobierno, que se habían enterado del maravilloso crecimiento de la nena. Y querían tomar una muestra de su sangre para hacer «las investigaciones del caso». Al principio los papás se mostraron reacios, pero cuando les dijeron que solamente tomarían un poquito de su sangre en presencia de ellos y que luego se irían y los dejarían en paz, pues accedieron.

La niña era muy valiente. Mas valiente aún cuando estaba en las piernas de papá. Así que no se asustó con la aguja y la jeringa (sintió como una picadura de un mosquito, le dijo al oído a su amoroso padre), y no dijo nada cuando le sacaron un  poco de sangre.

Se fueron felices los señores del gobierno. Ellos se quedaron tranquilos, y volvieron a sus labores habituales.

Lo que no sabían los padres, es que estos señores del gobierno, querían utilizar los genes de la niña para hacer «mucho mas grandes» a sus soldados, y con eso dominar al mundo entero, ya que tendrían no un ejército de gigantes, sino de «titanes», con los cuales se volverían invencibles y podrían conquistar todos los países del mundo entero. Eran muy ambiciosos estos señores. Así que sus científicos se dieron a la labor de decodificar su clave genética (ya podían hacer esto en ese país) y, luego de haberlo logrado, crearon un "súper suero agigantador", con el cual inyectaron a todos y cada uno de sus tropas de élite para empezar la conquista del mundo...

Cuál no sería la sorpresa de estos señores del gobierno (que no eran muy buenos que digamos), cuando al pasar los días y semanas, sus tropas en lugar de crecer y hacerse en titanes... se convirtieron en enanos! No podían hacer nada. Sus mejores guerreros, sus más entrenados soldados, ahora parecían pequeños niños indefensos. E incluso el jefe (que también se había puesto el suero) se hizo pequeño, y ya no podía seguir mandando.

Al enterarse de esto, la población tomó las calles, y sacó a esos malos gobernantes (bueno, los devolvió al colegio, o al kínder, para que reciban un buen adiestramiento), y pusieron a las personas mas amables a dirigir su gobierno, y así evitar problemas con el resto de países del mundo, y evitaron muchas guerras y sufrimiento...

También los científicos volvieron al colegio. Se habían inyectado todos felices el suero! Tontuelos... Necesitaban todos de una buena reprimenda, así que les pusieron a la maestra mas estricta... pero también la más amorosa. Y por supuesto, destruyeron lo que quedaba de ese suero, no se le vaya a alguién más querer hacerse un "Titán".

Y qué fué de nuestra pequeña gigante? Pues ella, al crecer un poco mas, pidió a sus padres que la lleven a conocer el lugar de donde había venido, pues quería saber la razón del porqué había venido a este país, y muchas otras interrogantes mas, pero... esa es ya otra historia.

FIN

 

miércoles, 15 de febrero de 2017

¿A dónde se fue el amor?

Dime Tú, si es que puedes hacerlo,
¿A dónde se fue el amor, que nos acompañaba?
¿Dónde quedaron aquellas palabras enamoradas?
Y esas tardes de eterna tertulia a la sombra de un viejo árbol,
Cuando tomados de la mano, con paciencia esperabas
Que la blanca Luna aparezca en el horizonte
Y con su brillo ilumine el profundo cielo
Haciendo que las estrellas dejen de brillar
¿A dónde se fueron? ¿Lo sabes?

Y aquellos cantos de sirena en la playa
Que nos embrujaban con su música angelical
Y nos invitaban a soñar, nos invitaban a navegar el ancho mar
Y nos cogían en sus poderosas alas, para en libertad volar...
¿Por qué dejaron de sonar? ¿Enmudeció el océano acaso?
¿O es que se cansaron las sirenas de cantar,
Y se retiraron a otros lares a encantar?
¿Sabes dónde están? ¿Sabes si volverán?

¿Y que pasó con ese fuego que nos quemaba,
Y nos hacía entregarnos por completo, sin tapujos,
Sin reservas, solamente para disfrutar de nosotros,
Y de toda nuestra pasión, por qué no se prende ya?
¿En qué momento lo apagamos? ¿Por qué?
Aún las sábanas tienen nuestro perfume
Aún las ventanas y puertas guardan nuestro secreto
Aún el lecho respira nuestro aliento, nuestro sudor,
Aún nuestros cuerpo sienten esa infinita atracción...
Pero, ¿Que nos pasó? ¿Sabes qué nos pasó?
¿Desde cuando el invierno se instaló en nuestros corazones,
Y aquel fuego que nos quemaba, lenta y silenciosamente,
Sin remordimientos, simplemente se apagó?

¿Sabes que pasó? Si es así, dímelo por favor,
Pues dentro de mi hay alguien que llora y lamenta
Lo que pudo ser, y ya no es nada hasta el día de hoy.
Y hay un niño perdido, que descorazonado vaga en silencio
Sin entender por qué ha perdido, aquel otro corazón
Que lo hacía reír y saltar de felicidad, que lo abrigaba,
Que lo acunaba, que lo complacía y escuchaba...
Y ahora, simplemente ya no está, y ya ni siquiera
tiene ganas de llorar, por su tremenda soledad...

Si sabes que pasó, dímelo por favor
Y así podré partir tranquilo, pues el barquero está impaciente
Y la señora de la guadaña no quiere esperar más.
Ya solamente me queda un suspiro, ya no queda nada
pero quisiera saber, antes de emprender el viaje final
¿Dónde se quedó nuestro amor?...
Dímelo ya, dímelo por favor...