domingo, 27 de noviembre de 2016

Mil disculpas, señora...

Señora, le pido mil disculpas,
Por haberme portado así.
Sabe, nadie tiene en esto culpa,
De que me enamorara locamente de usted.
Es cierto, tiene usted muchos años más que yo,
Pero a quién eso importa?
Es usted aún muy hermosa y tentadora,
Y no puedo dejar de mirarla sin suspirar.

Me mira como a un niño pequeño,
Y sonríe, frunciendo un  poco el ceño.
Señora, reciba por favor esta rosa,
Que acabo de robar de un jardín.
No tengo un centavo en el bolsillo,
Pues con mi trabajo apenas me da para estudiar.
Señora, quisiera ser de su corazón el dueño,
Para aprender con él y de su mano,
Todo lo que significa el verbo amar.

Señora, no se vaya usted todavía,
Por lo menos acepte mi amistad.
Seré su fiel escudero y compañero,
En sus caminos por la vida, en libertad.
Señora, disculpe que se lo diga,
Esos que la dejaron, no la supieron valorar.
Es usted una mujer hermosa en portento,
Y con su experiencia, vale aún mucho más.

Señora, por favor, yo ya no soy un niño pequeño,
A quien usted deba cuidar.
Soy un hombre enamorado de un sueño,
Que ante sus incrédulos ojos,
Se hizo una maravillosa realidad.
La amo señora, la amo con locura desenfrenada,
Sueño despierto con tenerla entre mis brazos,
Con besar esos hermosos y apasionados labios,
Y perderme en su cuerpo de diosa celestial.

No importa lo que diga la gente, mi señora hermosa,
El amor no cree en edades, ni en posición social.
El amor ha llegado a su puerta, y la está llamando,
Y soy yo el bastardo afortunado,
A quien le tocó la suerte de poderla amar.

Coja mis manos, señora hermosa, y caminemos juntos,
Que la gente siempre va a comentar,
Que si anda sola, por qué esta sola?
Y si va conmigo, por qué está con un casi niño?
No importa eso ya, mi señora bella,
Pues a su lado yo he encontrado la felicidad,
Y estoy seguro que nuestra estrella,
No regaló la oportunidad única y la dicha
De poder amar de verdad...

Las cosas simples de la vida...

Al despertar te encuentro a mi lado,
Aun dormida susurras: Te amo.
Te abrazas a mi cuello, me besas,
Y así abrazados seguimos por un buen rato...

Salgo a caminar de madrugada,
A mi lado el cachorro trota con agrado,
A veces ladra, pero se ve contento,
Y va olfateando el gras y el pavimento.

Buenos días! Me saluda un sereno,
Buenos días! Respondo con agrado.
El cachorro feliz menea la cola,
Y también saluda a su modo.

En casa una buena ducha fría,
Una taza de café recién pasado,
Un pan caliente, recién horneado,
Y mis amores, en la mesa, a mi lado.

Camino al trabajo, la gente va apurada,
Pero algunos como yo, caminan a paso lento.
Muy buenos días! Me saluda alguien contento,
Se ve muy feliz, pues va sonriendo.

La jornada es dura, pero gratificante.
Hay mucho dolor, pero también alegría,
por haber ayudado a muchas personas
Y devolverles la fé en el amor y en la vida.

Almuerzo con los compañeros de trabajo,
Llamo por teléfono a mi Madre,
Conversamos un rato, ¿Cuándo me visitas?
Es un reclamo eterno, lo haré mas tarde.

El regreso a casa se hace interminable,
Estoy cansado, algo triste, y muero de hambre.
Al abrir la puerta te cuelgas de mi cuello,
Y sin decir nada, me estampas un sonoro beso.

Entre mis pies feliz menea la cola,
Nuestro cachorro fiel, que está contento.
Parece que quisiera decirme "Hola,
No quise portarme mal, disculpa el desastre hecho"

Sigues abrazada a mi, colgada de mi cuello,
No me preguntas nada, no me dices nada mas,
Que un simple  y lacónico "Papi, te quiero"
Y yo nuevamente soy feliz y estoy contento.

Me cuentas de tus tareas, tus labores,
De todo lo que hoy has aprendido.
Me haces mil preguntas, me dices muchas cosas más,
Y luego cansada del día, te acuestas en tu lecho.

Te dejo dormida en tu cama, te abrigo,
Un beso en la frente: Que tengas dulces sueños.
Iré a descansar feliz, pues soy feliz, es cierto,
De tener en mi vida, amor y cariño eterno.

Escuadrón...

Escuadrón de mis ideales, que avanza a paso firme en feroz combate,
Derrumbando barreras, sorteando pasos infranqueables, venciendo miedos y dificultades.
Son mis ideas, los soldados geniales, que cual jinetes colosales,
Cabalgan sobre mis sueños infatigables, que cual potros alados,
Vuelan libres e incansables por los aires, sin cadenas que los aten.
No hay nadie que me pueda detener, con este escuadrón de soldados inmortales,
Que son guiados por el más feroz e implacable comandante,
Que nunca duerme, que no descansa, que no se detiene ni por un instante,
En su marchar galopando a ritmo de combate:
Es un corazón enamorado y loco de remate.
Solamente late por conquistar sus sueños, solamente vive por un instante,
De gloria infinita al encontrar a su mitad perfecta
Con la que comparta sus sueños, sus alegrías y penas,
Y juntos puedan volar al infinito y a las estrellas.

Adelante mis aguerridos muchachos! A paso firme! No demos cuartel
Al enemigo infatigable. Siempre estará frente a nosotros,
Tratando de derrotarnos, de sembrar la duda y el temor en nuestras filas.
No podemos dejar que caiga la noche de la rutina y el desgano,
No podemos dejarnos vencer por el rencor y las envidias,
Nadie podrá detenernos, nadie podrá enfrentarnos si seguimos juntos,
Si seguimos fieles a nuestras ideas, a nuestros sueños e ideales.

Siga firme mi Corazón comandante, guíe a sus tropas siempre adelante,
Nos llamarán locos, nos llamarán desquiciados, nos llamarán derrotados,
Pero nunca jamás nadie podrá acusarnos de cobardes!
Volaré con ustedes, sin nada que me ate. Volaré sin retorno,
Hasta el infierno mismo de ser necesario,
Pero seguiré fiel a mis ideales...

Enamorado del amor...

Enamorado voy, cantándole al amor, por todo lo bello, por todo su esplendor.
Dos enamorados, caminan de la mano, en una tarde cálida de verano,
Van aménamente hablando, ella ríe, el sonríe, y yo voy suspirando.
Se detienen, se besan en los labios, se mantienen abrazados,
No les importa nada más, solamente su amor, solamente sus labios...

A lo lejos, sentados en una banca, sonriendo miran la escena,
Una pareja de ancianos. Sus cabellos canos, sus infinitas arrugas,
hacen ver que han pasado por muchos años. Y siguen juntos,
Y aunque están sentados, y hablando de todo y de nada,
Aún siguen suspirando, y siguen tomados de las manos...

No lejos de ahí, una pequeña niña, juega con un cachorro,
Ambos trotan alegremente por el pasto, se ven alegres,
Se ve que están disfrutando. El padre corre tras ellos,
Los está cuidando, y cerca de ahí, la madre con un bolso,
Mira con ternura infinita la escena, y sonríe suspirando...

En un árbol cercano, unas palomas han anidado.
Se ven don polluelos, que son hábilmente alimentados,
Por aquellos que deberían ser sus padres, pues intercambian roles,
Y se nota con claridad, que los están cuidando.

Sigo mi rumbo, sonriendo, suspirando. Veo flores en el camino,
El sol nos regala luces multicolores, en la fuente baila el agua,
Y en una sinfonía celestial, nos regala gotas de encanto.
Es el amor que todo lo puede, es el amor que nos envuelve,
con un manto de alegría y felicidad, a donde todos estamos invitados...

Hola...

Hola, como estás? Estuviste bien? Cómo fueron tus días?
A mi no me fue tan mal. Anduve por mucho tiempo buscando, aquello que en sueños quería encontrar. Encontré muchas cosas bellas, muchos amores y mucha felicidad. Pero también en mis días tuve, mucho sufrimiento, penurias y siempre me acompañaba la soledad. Creí encontrar al amor de mi vida, me entregué sin pensarlo dos veces. Obsequié mi alma, mis sueños y mis anhelos de felicidad. Al inicio todo fue muy bello, pero con los días, supimos que esto terminaría mal. Muchas diferencias, intransigencias, mal entendidos, y también celos desmedidos, fueron destruyendo de a pocos esta relación. Terminamos mal, entre peleas, reclamos, gritos, nos separamos, y marchamos cada uno por su lado, sin mirar atrás.
Vagué errante por el mundo, seguro que no volvería jamás a encontrar el amor, ni mucho menos una mujer a quien amar. Tuve muchas aventuras amorosas, cada cuál con su peculiaridad. Pero ninguna despertó en mi, aquella llama de vida, aquellas sensaciones que me quemaban por dentro, que alguna vez llegué a sentir. Cansado de tanto caminar, y de vagar sin rumbo, decidí mirar atrás, y una luz a la distancia, con su brillo cautivante, me marcaba un rumbo hacía el antiguo hogar.
Hoy he llegado a casa, y veo que casi todo está igual. Las cosas cambian, es cierto, pero la esencia del viejo hogar se mantiene incólume. Los viejos maderos de la mesa en la cocina, resisten el paso del tiempo sin chistar. La puerta de ingreso, las columnas, el pequeño jardín, el manzano al centro. Todo se mantiene atrapado en un mágico momento indescriptible, que me hace sentir nuevamente un niño, que tiene sueños de libertad, y muchas ansias de volar.
Y te encontré a ti, nuevamente. Ya no eres la misma niña, de la que me enamoré cuando éramos pequeños, pero tu belleza se mantiene viva, a pesar de los años. Se que tienes una hermosa familia, y que tampoco te fue tan mal. Pero quisiera saber un poco más. Cómo es él? Siempre te ha tratado bien? Como se portaron los demás? Qué problemas tuvieron que superar? 
Miro en silencio, se que no encontraré respuestas. El viento se lleva algunas lágrimas que resbalaron por las mejillas, al recordar esos tiempos bellos, en los que jugábamos al amor y a los sueños de niños en edad escolar. Sonríes, es todo lo que veo, pues la vieja foto en la solitaria tumba, no me dice nada más...

Y si hacemos un barquito de papel...

- Papi, hacemos un barquito de papel?

Me miras sonriente, con un trozo de papel en tus pequeñas manos,
Muestras tus lindos dientes, y hay un brillo especial en tu mirada.
Sonrío, y te levanto por los aires, hasta que nos nivelamos,
Y apenas puedes, te cuelgas de mi cuello, y besas mis mejillas.
Te abrazo, sintiendo el calor de tu cuerpecito al mío pegado,
Siento tus cabellos, tu corazoncito latiendo, y tu aliento
Aromatiza el aire que respiro, y me hace más feliz todavía.

Reímos, nos soltamos. Corremos un rato, y nuevamente
nos abrazamos. Somos felices, me siento niño a tu lado.
Hacemos el barquito, y en una tina de agua navegamos.
Soy un pirata, tú eres una princesa, que necesita ser rescatada.
Nos enfrentamos a terribles fieras, a violentos mares,
A tormentas colosales, y a villanos infernales.
Y terminamos mojados, de lo bien que la hemos pasado.

Nuevamente estamos limpios y secos, arropados.
Leemos un rato, y por enésima vez un mundo de fantasía
Juntos imaginamos, y a la imaginación nos entregamos.
Somos de nuevo conquistadores de mundos extraños,
Cazadores de monstruos colosales, captores de villanos,
Deshacemos maldades, y a los buenos premiamos.

Eres mi universo inmenso, eres mi realidad cuando soñamos,
Con navegar por mares eternos, caminar por el mundo entero,
Volar hacia el infinito, y a las distantes estrellas enrumbarnos.
Seguiremos así por siempre, pues siempre hemos de amarnos,
Y el mundo será nuestro, pues en él pudimos encontrarnos,
Y por él caminaremos, como siempre tomados de las manos...

Una lágrima...

Mirando al horizonte infinito, contemplando el beso eterno entre el mar y el cielo, en una tarde hermosa de verano, sentados en la arena de una playa solitaria, tomados de las manos, y tratando de mantener el alma atrapada en un suspiro eterno, que lucha por salir gritando, en silencio, nos despedimos de lo que más amamos.
Fueron momentos sublimes los que pasamos, llenos de amor y pasión, de sueños inventados. Juntos volamos, juntos conquistamos lugares de ensueño, lugares de dicha y amor placentero. Nos entregamos sin límites, sin ataduras, sin sometimientos. Fuimos capaces de construir una hermosa relación, por puro amor, sin dudas ni resentimientos. Olvidamos nuestros rencores, olvidamos nuestras penas, dejamos atrás los celos. Fuimos uno solo, nos fundimos en un abrazo de pasión que juramos sería eterno.
Pero todo acaba, pues no son eternos ni siquiera los océanos ni los cielos. Se secó la fuente que alimentaba nuestros deseos, y poco a poco, la llama que avivaba nuestro amor, se fue consumiendo. Intentamos de todo, desde cambiar de hábitos, de rutinas, hasta tratamientos modernos. Pero nada fue suficiente, y sin darnos cuenta siquiera, nos convertimos en almas indolentes, que únicamente se mantienen juntos por la fuerza de la costumbre, y por el temor a la soledad y al alejamiento.
Te miro de reojo. Sigues tan bella como siempre, el viento juega con tu hermoso cabello, que está impregnado de estrellas luminosas, que compiten en resplandor con las que están en el firmamento. Miras fijamente al horizonte, sonriendo como siempre, sabiendo que será este un momento único y eterno. Sueltas mi mano, te acercas lentamente hacia mi, y besas mi mejilla. "Adiós" susurras, casi en silencio.
Veo que te alejas, sin prisas, sin mirar atrás, sin remordimientos. Tu silueta divina se va confundiendo con la bruma, la arena de la playa y la espuma de las olas. Se hace etérea, y se esfuma en la distancia. Siento mi corazón desbocarse en el pecho, un grito ahogado me consume por dentro, y una lágrima rueda por mi mejilla, llevándose con ella, todos mis sentimientos....