Se ven tan solitarias a mis ojos
Las veredas son de cardos y espinas
Me cuesta poner cada paso en ellas
La gente, a veces amable, muchas otras
Indiferente, apurada, agresiva
No las veo, no las siento
Me pasan la voz, respondo
De una manera u otra
La ciudad bulliciosa es un cementerio
Caminan por ella otros muertos
Miro al piso, solamente busco
Una señal que me diga basta
No quiero seguir más, pero mis pies
Me llevan sin pedir permiso
La noche cubre la ciudad
Con una manta impenetrable
De dolor, de angustia, de soledad
Enciendo un cigarrillo
Había dejado de fumar hace tanto
Que el sabor a tabaco me pica en los labios
Pero igual me mantiene despierto
Es lo que quería, es lo que busqué
Sigo a mis pasos
Que no saben a dónde van
La ciudad me abandonó
La noche me cubre por completo
Bienvenida la tranquilidad
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