Ya no queda nada más en el tintero
Solamente palabras vacías, repetidas
Y mucho, muchísimo silencio
Las manecillas del reloj
Golpean mis sienes y duele
El silencio cala los huesos
La pluma está quieta
Se acabó, se acabó
Resuena en mi cabeza
Mis ojos se cierran
Una amarga lágrima rueda
Lentamente por la mejilla
Y el trago amargo
Se hace agridulce
Es grande el desconsuelo
Hubo alguna vez un poeta?
Hubo poesía? No! Es la respuesta
Solamente habían sentimientos
Que desbordaban mi alma
Que saturaron mi cuerpo
Y que creí era amor
Amor verdadero!
Esta cueva ahora luce oscura
Húmeda, dolorosa, vacía
Y la pila enorme de hojas escritas
Mira con avidez el fuego
Allá van, quizá encuentren su lugar
En las llamas del averno
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