El cielo es hermoso, la brisa otoñal refresca nuestros radiantes rostros. Caminamos, tomados de la mano por un sendero que aunque pedregoso y agreste se nos antoja precioso y celestial.
Me detengo bruscamente, tomo tu hermoso y angelical rostro entre mis manos y con firmeza aunque con excesiva ternura uno a mis labios los tuyos.
Por un segundo eterno el universo y el espacio detienen su febril camino para extasiarse con la fuerza de nuestro cariño.
Te sorprendes, pero correspondes cómo solamente tú sabes hacerlo, con tu mirada juguetona y tu risa de pequeña niña traviesa. Me tienes embelesado. Siento en mi piel sensaciones que nunca más tendré. Me contagio de tu encanto y sonrío.
El mundo es mío, pues te tengo en mis brazos. Ya nada más importa, puedo ir al infierno gustoso, pues a tu lado he conocido el paraíso.
Después de casi perder el aliento por lo prolongado del beso, y en contra de nuestra voluntad, nos separamos un poco, y a través de nuestros ojos vemos en lo profundo de nuestras almas un fuego de felicidad que nos embarga.
Sólo una pregunta nos atormenta, porqué demoramos tanto tiempo en encontrarnos?
Un rabillo de tristeza enturbia nuestras miradas, la inminencia de la separación, cruel y dura se ciñe sobre nosotros cual amenazante tormenta de niebla y oscuridad.
Dudamos por una milésima de segundo. Todavía tenemos esta noche juntos, me recuerdas. Siempre tendremos nuestra noche juntos. Nos uniremos cómo la primera vez, con pasión y con ternura. Seremos nuevamente tú y yo solos en la complicidad de la noche eterna.
No hay mas temores en nuestras miradas, sabemos que nos amamos, y que este amor que nos embriaga, sobrevivirá a todas las barreras del espacio y del tiempo.
Por un sendero otoñal, tomados de la mano, hablando de todo y de nada, complaciendonos de nuestra presencia, sin importarnos la lluvia y el frío, seguimos nuestro camino...
domingo, 1 de febrero de 2015
Siempre estarás a mi lado
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