No puedo saber mucho, pues lloras en silencio, sin decir nada
Tu respiración es lenta, cadenciosa, como si no quisieras que se notara
El silencio nos golpea con violencia
Nada puedo hacer para traerte un poco de calma, para aliviar tu carga
Solo unas pequeñas palmadas en la cabeza, no me permito más
Te reincoporas, recobras tu compostura y te limpias las lágrimas
Perdóneme, dices, aún duele en lo más profundo del alma
No digo nada, asiento en silencio
A veces no son necesarias las palabras
Pongo una mano en tu hombro
Me miras desconsolada, te cubres el rostro con ambas manos
Y te echas a llorar cuál niña abandonada,
Nunca podré superarlo, dices entre sollozos,
Nunca podré entender lo que pasó
Nunca mi alma aceptará que fue así
Desde ese día aciago, siempre que despierto lo primero en que pienso es en él, quiero que venga
Que peine mis cabellos rebeldes con sus dedos
Quiero que me abrace y poner mi cabeza en su pecho
Quiero sentir su olor, su calor, el latido de su corazón
Y quiero que me diga de nuevo
Nada te pasará mientras viva, porque te amo hasta el infinito mi pequeña
Iría hasta el infierno por ti si es necesario
Y te cuidaré desde donde esté
Porque te amo
Dígame Doctorcito, por qué la gente buena se nos muere tan rápido?
A usted le han enseñado eso?
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