miércoles, 25 de febrero de 2015

La pequeña gota...

Al inicio de los tiempos, estaba Dios en su día de descanso, luego de la maravillosa creacion, contemplando la belleza de todo lo que con sus manos había formado. La luz y las sombras, la noche y el día, el sol, la luna, las estrellas, el cielo azul y los océanos inmensos, las nubes y los ríos, las montañas y los bosques, los desiertos y las junglas, las aves y los.peces, todas las creadas bestias que poblaban cada centímetro de la ya hermosa tierra.

Pero sobre todas las cosas miraba extasiado a los dos seres que a imagen y semejanza suya había formado.
Hombre y mujer, macho y hembra, Adán y Eva los ha llamado.
Con los ojos entrecerrados y extasiado de su gran propia obra estaba el buen Dios Padre a punto de dormir, cuando algo le llamó de súbito la atención.

Encerrada entre cardos y espinos, apenas entre las rocas inertes visible, como desafiando a todo el dolor y lo lugubre que la rodea, una pequeña flor aparece en su camino.
Es tan pequeña y frágil, pero es tan hermosa que el divino creador la consideró digna de un mejor lugar, así que alargando su mano la retiró de entre las espinas y los cardos.

Pero los cardos no querían entregar a su tesoro tan fácilmente, así que con toda la fiereza posible a su bella criatura defendieron, puyando al mismisimo Dios en un dedo.
El dolor fue enorme. Nunca lo había sentido. Su enojo fue grande, y quizo Dios destruir a esos cardos mal agradecidos.

- Cómo puede ser posible? Acaso no saben necios que me deben todo y que su vida misma me pertenece?!
Mas que una frase, parece un rugido, la ira de Dios está a punto de corregir a impío.
Ya a punto de descargar toda su furia por tamaña afrenta, una pequeña luz sobre la flor llama su atención. De la herida minúscula en el dedo adolorido, una pequeña gota de la divina sangre sobre la flor ha caído.

Mira Dios con extrañeza y recelo. Que es esto? Se pregunta para sí. Pero la esplendorosa gota luego de tocar a la flor bella, a empezado a brillar mas allá de lo que permiten los sentidos.
Mira Dios extasiado, algo perdido. Que es esto que se ha creado, pregunta para sí mismo. Toda la creación se ha detenido, y con mucha curiosidad se acerca a ver lo que ha sucedido.

Al solo ver a la pequeña gota con su brillo divino, caen todos en un estado de felicidad y paz incomprensibles. Como un imán enorme a todos hacia si ka pequeña gota ha atraído.
Tiene el ceño fruncido el buen Dios, y con un ademan imperceptible ordena a la pequeña gota que regrese por el minusculo orificio del que ha salido. Pero, el divino dedo ha sanado, casi al mismo tiempo en que había sido lastimado.

La pequeña gota flota a su lado, compitiendo en hermosura y resplandor con el mismo Dios. Él mira extasiado.
- Eres parte mía, pero mía ya no eres. La esencia de la pureza y la belleza dentro de ti has tomado.
Le dice el creador a la pequeña gota, que cada segundo solo mejora y mejora.

Mira Dios a la flor hermosa entre los cardos más preciosa.
- Las espinas incrementan tu belleza. Dispongo que si el mismo Dios tuvo que lastimarse para poder llegar a tocar esta hermosura, pues todo aquel que quiera poseerte debe saber que tus cardos espinosos no solo te embellecen sino que también lo lastimaran despiadadamente.  No habrá belleza sin dolor ni sacrificio. Está escrito.

Se sintió Dios reconfortado, aunque la pequeña gota a su lado ya todos han notado.

Que hago contigo? Se pregunta preocupado. Dejarte a mi lado peligroso sería, pues con algunos segundos de vida ya me has opacado.
Entonces tomo Dios una sabia decisión, como las que siempre ha tomado.
- Hagamos que esta pequeña gota nutra a todo el mundo con su belleza y su resplandor.

Quiso el buen Dios en su bondad infinita, compartir con el mundo entero toda la belleza y felicidad que con esta pequeña gota de su sangre se había formado.
Con un gran ceremonioso gesto, con una orden mental suya, mandó a la pequeña gota pulverizarse y mezclarse con todos y cada uno de los seres de la creación. Así lo ordenó, así lo dispuso.

Pero...
Ante su inicial sorpresa, luego enojo y enfado, la pequeña gota ni se ha inmutado.
Sigue brillando a su lado como si nada hubiera pasado.

Puede ser eso posible? Una orden divina una minúscula gota ha desacatado?
El mundo entero mira perplejo y asombrado. Dios sonríe, eres un hueso duro de roer, dice, pero ni te imaginas con QUIÉN te has metido.

Habiendo dicho esto, con un gesto que solo Dios sabe, levanta los poderosos brazos, y cual millones de truenos y relampagos, la imponente divina voz ordena:
- Yo el Dios todopoderoso, te ordenó que te dividas en millones de partículas iguales y que cada una de ellas sea parte de todas las plantas y animales!

Luego de un gran estruendo y una luz enceguecedora al bajar los brazos, el silencio se apodera del mundo entero esperando que se diluyan las tinieblas y el polvo para observar el resultado.
Aún haciendo fuerzas con sus poderosos brazos, miró el divino creador que la gota por la mitad ha cortado.

Pero la fuerza con la que ambas partes se atraen es tan intensa, que los brazos del mismo Dios tiran con infinita violencia.
No cree lo que ve el creador divino, una pequeña gota lo ha casi puesto en ridículo. Pero algo ha notado, y que al estar en dos mitades, el brillo de la gota se ha apagado.

Al dejar de hacer fuerzas, la gota nuevamente se une en una sola y empieza a resplandecer mas aún, opacando a todos a su alrededor.

Mira esta vez Dios muy pensativo. Que hemos creado? Una pequeña gota de sangre al tocar la ternura y la belleza con la fidelidad extrema mas el deseo se ha convertido en algo demasiado poderoso y hermoso que logra opacar a toda la creación entera, incluso al mismo Creador divino.

Hemos de dividirla entonces, y de forma tal que sea muy difícil para ella unirse de nuevo, y la esconderemos de tal manera que será para ella casi imposible re encontrarse.

Es así como Dios nuevamente levanto los brazos con fuerza imponente, y atrajo hacia si toda la fuerza vital de la creación entera, de la tierra, el sol, la luna, las estrellas, de los cielos y los mares, de las plantas y los animales, e incluso de ángeles y demonios, todos ellos hijos suyos, y con toda la fuerza que jamás antes ni nunca después será vista, lanzó una enorme luz enceguecedora, y partió a la minúscula gota en partes iguales, atrapando a cada una de ellas en unas esferas de poder transparentes que no permitían que entre ellas se acerquen.

Todo volvió a la calma.
El sol sigue su camino en el cielo, la luna y las estrellas iluminan la noche en competencia a cual de ellas es mas bella.
Los océanos y los mares rugen con violencia o acarician mansamente las arenosas playas.

Las flores adornan a los árboles, las aves con su canto alegran el paisaje.
Los campos llenos estan de vida y por ellos libres caminan y saltan las bestias salvajes.

En el centro de la creación una mujer y un hombre, curiosos ellos exploran todo lo que el Dios padre les dio de dotación.
Pero...

Sentado en su trono eterno, el gran Dios mira sempiterno, dos pequeñas esferas que en su centro, llevan unas minúsculas gotas apenas perceptibles, que luchan por liberarse de la prisión formada, y se atraen mutuamente, queriendo ser una sola nuevamente.

- Muy interesante, dijo Dios para sus adentros, ya te tengo separada pero aún eres fuerte, y por lo tanto muy peligrosa. Pues bien, el plan sigue siendo el mismo.
Te esconderemos en el corazón de cada humano. Dormiras un sueño de diez mil años. Con la pequeña fuerza que emites las personas sentirán una sensación inigualable, a la que llamaran amor. Y tratarán de encontrar a su mitad perfecta dentro del mar de gente. Y haremos que las gotas se suelten sólo en el momento que ambas realmente se hayan encontrado.

Entonces al unirse, hombre y mujer, macho y hembra harán una fuerza y belleza tal, que nada en el universo podrá compararse, y serán capaces de lograr lo inimaginable.

Solo para diferenciarlos, les daré un nombre a cada uno: Tú, que iras con el hombre, a ti te llamaré pirata bandido. Y tú, que iras con la mujer, a ti te llamaré pequeña travieza.

Y bien, que empiecen los juegos...
Sentado en su celestial trono, extasiado por la belleza de lo creado, el buen Dios mira satisfecho, lo que con sus propias manos a forjado.

Sentados en el paraíso, mirándose frente a frente, Adán y Eva no saben aún lo que les ha pasado.
......
Diez mil años después...
Separados por el tiempo y la distancia, el pirata bandido y la pequeña travieza han despertado.

Continuará
....

lunes, 23 de febrero de 2015

Pasión...

En la penumbra de la noche, con la sola compañía de un reflejo tenue de agonizante candil, sintiendo el corazón a punto de desbocarse y la sangre hirviendo en nuestras venas, tomados de la mano y frente a frente, estamos al fin tu y yo solos.
La oscuridad nos cobija cual eterna y fiel compañera cómplice, el silencio de la noche exacerba nuestros sentidos. Escucho tus pensamientos y tú los míos.
Mis manos temblorosas sienten el calor y la tersura de las tuyas. Cierro los ojos y aspiro profundamente para embriagarme con tu sensual fragancia. Te miro a los ojos.
Tu mirada traviesa y coqueta, ahora parece decirme con vehemencia: tómame, soy tuya.
Con suavidad y delicadeza acerco tus manos a mi rostro, y sin quitar mis ojos de los tuyos, poso mis labios en las yemas de tus hermosos dedos.
Siento que te estremeces. Cierras tus ojos y con un profundo suspiro me ofreces tus carnosos labios.
Dejando que tus manos jueguen con mi rostro, con una suave caricia deslizo mi mano desde tu frente por tus cerrados ojos hasta tus apasionados labios.
Emites un pequeño quejido de placer. Antes que puedas hacer algo ya mis manos acarician tu hermoso cuello y estoy mordiendo suavemente tus dedos.
Sonries. Luego de un breve quejido me dices que no será un bocadillo agradable el que me he servido. Eres un manjar de dioses te respondo. Y sin mediar mas palabras, en pequeñas mordidas llego hasta tus hombros.
Ríes al sentir mis labios en tu cuello, y cogiendo en tus manos mis cabellos, te apartas un poco de mí, para luego, sin previo aviso y con el ímpetu de un huracán desbocado, unes tu boca a la mía en un apasionado beso.
Me rindo.
Teniendo a la oscura y silenciosa noche como cómplice compañera, guiados por nuestros sentidos desbordados, a una noche de locura y pasión nos hemos entregado.

sábado, 21 de febrero de 2015

Bailando

El sonido de la estridente música aturde. nuestros sentidos. El alcohol en la sangre nos llena de energía y hace que nos sintamos desinhibidos.
Las risas y los cantos a viva voz inundan la sala. La alegría es general, la fiesta está en pleno apogeo.
En medio de la pista de baile, aún incrédulo por mi tamaña suerte, gozo de la dicha de al fin tomar tus manos.
Con firmeza y delicadeza te tomo de la cintura, y lentamente, al ritmo de unas melodías conocidas, empezamos a deslizarnos suavemente entre el gentío.
Una sonrisa enorme ilumina mi rostro, mi piel está completamente erizada, y en mi interior una sensación indescriptible atormenta a mis sentidos.
Las rodillas están inseguras, aunque el paso sigue firme. Aspiro profundamente, me armo de valor y miro tu rostro.
Dios mío!  Que hermosa eres. Mas hermosa aún por tu mirada traviesa y esa incomparable preciosa sonrisa tuya.
Por poco pierdo la cordura. Noto que no solamente ríes, sino que también me estás sonriendo.
Mis pies no siguen ritmo alguno, hace buen rato se mueven por sí solos. Mis manos tiemblan suavemente. Mi corazón late a un ritmo frenetico. El alma quiere salirse por la boca.
Intento decir algo, pero no logro enlazar las ideas con las palabras. Digo cualquier tontería, te ríes por eso.
Siento que mi rostro se enciende por la vergüenza, lo que te causa más gracia aún. Peor para mi ya que empiezo a sentir un sudor frío en la frente y en las manos.
No quiero que se acabe nunca. Y me parece que ya lo has notado.
Sólo me dejo llevar por la música. Ya se que no debo hablar, sólo sentir y disfrutar de cada segundo invaluable.
Aspiro profundamente para impregnar de tu aroma mi memoria. Grabo mentalmente tú rostro, tu risa, tus gestos. Mis manos te toman con más firmeza. No quiero dejarte ir nunca. Por estos segundos eternos me perteneces, y no quiero nunca perderte.
En medio del gentío y la bulla, sin importar el entorno ni los amigos, mi corazón late de una manera distinta. 
Mientras bailamos una pequeña pista, he confirmado que estoy atrapado, que te amo y que siempre te había buscado. Te encontré, y ahora ni nunca dejaré de amarte.

Sonriendo....

Habitualmente no sonrío.
Camino entre las sombras de la vida como un espectro silente de tenebrosas historias, por nadie notado, por todos olvidado. Mi paso entre la multitud bulliciosa y frenética es mas bien cansino y gastado. Siguiendo un ritmo aburrido, la rutina de una vida mediocre ha marcado el diario sendero.
- Buenos días! Me señala alegremente cualquier persona en el camino, mi respuesta automática es una silenciosa venia y un agitar nervioso de las manos. Apenas percibo al que me ha llamado, es para mí otro más despistado.
Las rutinas del trabajo y de las obligaciones cumplidas, hacen que mi ritmo sea cumplido a buen tajo.
No tengo muchas esperanzas, la vida igual que me ha dado, la esencia de mi ser sin tristezas ni remordimientos ha tomado. A pasar sin dejar huella en este valle de lagrimas he sido condenado.
-Hola. Cómo has estado?
No reconozco al interlocutor que esto me ha preguntado. Pero por una fracción de segundo toda mi rutina ha desarmado.
Lentamente y sin previo aviso,  todo lo que con calma y mucha paciencia en mi vida he construido,  has volado en mil pedazos.
Como un huracán devastador arremetes en mis sentimientos, y sin importante lo que la cordura y la razón imponen, te apoderas de mi ser y te haces dueña absoluta de mis pensamientos.
Una magia extraña se apodera del mundo entero.
La gente es muy amable, el sol brilla con alegría, las aves cantan, la brisa trae música a tus oídos.
Lentamente y sin casi notarlo empiezo a tararear una melodía cada mañana.
Siento con facilidad el perfume de un amanecer, la música del atardecer, el vuelo de las estrellas, la poesía de una tormenta, la caricia de una ventisca. La belleza del dolor, la pasión de la vida.
No es fácil de explicar, pero puedo sonreír con facilidad extrema, y la risa placentera acompaña a cada quimera.
En la mañana al levantarme he notado, que en el espejo hay alguien muy alegre sonriendo al otro lado...


domingo, 1 de febrero de 2015

Siempre estarás a mi lado

El cielo es hermoso, la brisa otoñal refresca nuestros radiantes rostros. Caminamos, tomados de la mano por un sendero que aunque pedregoso y agreste se nos antoja precioso y celestial.
Me detengo bruscamente, tomo tu hermoso y angelical rostro entre mis manos y con firmeza aunque con excesiva ternura uno a mis labios los tuyos.
Por un segundo eterno el universo y el espacio detienen su febril camino para extasiarse con la fuerza de nuestro cariño.
Te sorprendes, pero correspondes cómo solamente tú sabes hacerlo, con tu mirada juguetona y tu risa de pequeña niña traviesa. Me tienes embelesado. Siento en mi piel sensaciones que nunca más tendré. Me contagio de tu encanto y sonrío.
El mundo es mío, pues te tengo en mis brazos. Ya nada más importa, puedo ir al infierno gustoso, pues a tu lado he conocido el paraíso.
Después de casi perder el aliento por lo prolongado del beso, y en contra de nuestra voluntad, nos separamos un poco, y a través de nuestros ojos vemos en lo profundo de nuestras almas un fuego de felicidad que nos embarga.
Sólo una pregunta nos atormenta, porqué demoramos tanto tiempo en encontrarnos?
Un rabillo de tristeza enturbia nuestras miradas, la inminencia de la separación, cruel y dura se ciñe sobre nosotros cual amenazante tormenta de niebla y oscuridad.
Dudamos por una milésima de segundo. Todavía tenemos esta noche juntos, me recuerdas. Siempre tendremos nuestra noche juntos. Nos uniremos cómo la primera vez, con pasión y con ternura. Seremos nuevamente tú y yo solos en la complicidad de la noche eterna.
No hay mas temores en nuestras miradas, sabemos que nos amamos, y que este amor que nos embriaga, sobrevivirá a todas las barreras del espacio y del tiempo.
Por un sendero otoñal, tomados de la mano, hablando de todo y de nada, complaciendonos de nuestra presencia, sin importarnos la lluvia y el frío, seguimos nuestro camino...