Sentadas las dos frente a mi, me miran intrigadas, con un aire de pereza pero coquetas. Sus poses de Diosas eternas y la gran confianza en si mismas, en sus artes y en sus encantos, les dan un aura de todopoderosas divinas.
Lucy y Lily. A cual mas bella. A cual se hace merecedora de la siguiente estrella.
Conocí durante mucho tiempo a Lucy. Pero, como todo buen mortal, tenía temor de acercarme a ella. Y nunca lo hice.
Lily fue un descubrimiento, una luz enceguecedora que deslumbró mi aburrido camino. Me entregué a ella. La adoré, la veneré... Y descubrí del gran poder de su estrella.
Y ahora, luego de muchos titubeos, al fin las tengo frente a mi... En su magnifica y hermosa presencia.
- Vas a seguir callado, poeta? No tenemos la eternidad entera...
- Si la tenemos, Lucy. Solamente que aún la pequeña e insignificante mente de nuestro poeta no puede concebir que seas tan "endiabladamente" bella...
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