En la seguridad de tu madriguera
Tus sueños y anhelos como fieles compañeros
El dolor de los recuerdos que nunca fueron
El sinsabor de las metas no logradas
El amargo sabor de las lágrimas no lloradas
El final del camino ya cerca
Y todo lo vivido... En vano
Silencio!
Ni siquiera el silencio te acompaña
Ese ruido inclemente que no para
Y te recuerda que ya no habrá paz ni calma
Que los mejores años fueron perdidos
En caminos que no debiste andar
En rutas insalvables que intentaste
Y, cansado, agotado, malherido
Tuviste que dejar pasar... Y morder el polvo
Reír
Aunque llore en el alma
De tanto reír ya pareces un desquiciado
Y tu alma ha llorado tanto
Que se le acabaron las lágrimas
Tantas manos tendidas, tantos gestos amables
Tanto interés, tanta hipocresía
Una lágrima más por las ilusiones perdidas
Y otra por toda la vana poesía
Por la tinta seca, la pluma rota
Por el vate en silencio
Por la musa ausente
Solamente queda tu soledad que te abraza
Y te pide a gritos que ya no escribas!