lunes, 24 de febrero de 2020
Cansando
sábado, 15 de febrero de 2020
Día del amor
viernes, 24 de enero de 2020
La playa
Sentado frente al mar, sintiendo la fría brisa otoñal y la sal sobre mi rostro, no puedo no pensar en ti.
martes, 14 de enero de 2020
Final
sábado, 24 de agosto de 2019
Historia corta
- Buen día.
- Buen día.
Nada que decir. La rutina los absorbe con el paso de las horas. No hay peor historia que aquella donde la rutina destruye la vida.
viernes, 23 de agosto de 2019
Harto
Nada que decir, estoy harto de este camino
No espero ya nada, solamente que se acabe
Que mis huesos descansen, que el alma se calme.
No soy valiente, soy cobarde. No quiero seguir, todo me vale madre.
A quién quise engañar? A mi mismo...
Quise creerme exitoso y lindo
Pero en realidad caminé en este mundo
Siendo lo que soy, un fracasado adefesio.
A alguien le importa esto? Lo dudo
Ni siquiera saben que existo...
Vine a este mundo dando gritos
Y me voy en completo silencio...
viernes, 14 de junio de 2019
Historia medieval
Luciana se quitó lentamente la pesada vestimenta. En sus hombros las marcas de las correas y de los bordes de la armadura, le producían un dolor que le hacia recordar que no estaba preparada aún para esto.
O quizá nunca estaría lista para semejante tarea.
Ya habian pasado dos largos años, desde que su padre y su hermano partieron para Tierra Santa. Fueron siguiendo la misma ruta que hicieron su abuelo y sus ancestros. "Somos una dinastía de guerreros" oyó que du padre le decía a su hermano. Y por eso tenían que prepararse para pelear, usando la espada y los caballos.
Por qué tuvieron que ir los dos? Por qué tuvo que ir papá?
Esta interrogante iba y venía en la cabeza de Luciana, y no encontraba respuesta.
Hacia ya mucho tiempo que Julian, el armero, le dejaba "jugar" con las armaduras viejas de sus ancestros.
"No es para niñas!" - alguna vez le regaño su padre. Pero ella seguía espiando como se preparaba su hermano para seguir las costumbres de la familia.
Dos años. El lugar donde solían entrenarse estaba vacío. Todos los hombres en edad de pelear habían ido a Tierra Santa. Solo quedaron las mujeres y los niños. Hasta los ancianos tuvieron que ir. Se necesitaba a todo aquel que pudiese pelear. Así lo había decretado el rey. Y nadie podia objetar un decreto real.
Luciana se soltó el cabello. Se puso sus vestidos. Se hizo una trenza. Cogió sus hilos y sus agujas, y se puso a completar su bordado.
Al poco tiempo llegaron su mamá y sus primas. Todas traian sus bordados. Todas estaban hoy muy entusiasmadas. Hoy era el día en que llegaba el barco desde Tierra Santa. Y siempre habían noticias, aunque desde mucho tiempo atrás, las noticias no eran muy buenas.
Luciana apretó con fuerza su bordado, y se pinchó los dedos con la aguja, aunque no sentía dolor.
Un mensajero real, con rostro muy serio y adusto, demasiado serio, se dirigia con dirección hacia su casa, acompañado de algunos guardias que portaban unos paquetes en sus caballos.
El corazón le dio un brinco. Vio como su mamá caía al suelo inconsciente, luego de gritar:
Noooo!
Su papá y su hermano habían muerto....