domingo, 27 de noviembre de 2016

Hablando con la muerte...

- Por qué te los llevaste? No sabes que me arrebataste a los seres que mas quiero? No sabes que no es lo mismo vivir sin su presencia, sus palabras de aliento, su cariño sincero?
Me miras con ojos inexpresivos, si a eso se puede llamar ojos, los que brillan bajo el manto negro.
- Cumplieron su tiempo. La vida es un ciclo, es bien sabido. Lo único seguro del paso por este camino, es que todos se irán conmigo. Todos lo saben, ninguno lo acepta...

El silencio se apodera del universo entero, mientras proceso en mi cabeza todos los pensamientos....
- Lo entiendo. Pero, por qué ha de ser así? Por qué debemos perder a nuestros seres queridos, justamente cuando más necesitamos de ellos?!
Ya no es una pregunta esto, sino un grito que me nace desde adentro, que me desgarra y lleva mi rabia y mi frustración, en un iracundo gesto.
Nuevamente silencio...
- Todos venimos por una razón, y debemos cumplir con nuestro designio. Ellos ya cumplieron...
Las palabras, solemnes y sonoras, son puñales que me desangran por completo...

Miro en silencio. La tumba fría y solitaria no me dice nada más. El viento trae unas hojas secas, que perdidas vuelan en libertad, libres del tallo que les dio la vida. Las flores marchitas, pierden lentamente sus mústios pétalos. Una lagrima en mi mejilla, rueda y cae al suelo. Desaparece sin dejar huella. La tierra se encarga de ello.
Ya no estás. Cumpliste tu labor, y ahora te has ido de nuevo. Y como bien lo dijiste, vendrás por mi, en el momento preciso, en el que haya cumplido el trabajo para el cual, me pusieron a caminar por este camino incierto...
Pero eso es lo hermoso de esta vida: nadie está seguro si mañana despertará de nuevo. Aún así, vivimos como si fuéramos eternos.
Aspiro profundamente, sonrío de nuevo. Tengo una labor que cumplir, y lo haré, mientras no haya muerto...

Duele....

Te miro y no te reconozco. Donde quedó aquella soberbia figura que, a veces altanera, siempre orgullosa, con la frente en alto pero sin soberbia, se paseaba entre la multitud, como quien dice: soy único e irrepetible, y soy feliz por así serlo!?
La mortaja no hace juego con tu rostro. El madero inerte y el traje nuevo, con la corbata y el rosario en tu mano, no hacen juego contigo. Jamás usaste un Rosario en tu vida! Rezabas, es cierto. Siempre en silencio. Nunca en público, nunca a viva voz. Así me enseñaste a hacerlo. Usaste siempre tus mejores trajes para el trabajo diario. Nunca guardaste nada para después, ya que eras consciente que la vida es hoy, y el mañana es incierto.
Ayer me buscaste. Siempre fui tu preferido, no lo ocultabas. Te enorgullecías en forma desmedida de mis logros, que para ti siempre fueron excelsos. Y celebrabas con todos cada paso que daba en esta vida. A veces, muchas veces sentí algo de verguenza por tantos halagos. Pero me acostumbré a ellos. Y juntos gozábamos de cada uno de ellos. Sobre todo de los logros de tus nietos, por quienes te convertiste en un formidable abuelo...
Y ahora te has ido. En silencio. Sin mucha bulla, como siempre sabías hacerlo. Te miro y no te reconozco. Ya no eres el padre riguroso y soberbio. YA no mas. Ahora no se que es lo que hay en ese féretro. Solo se que mis sensaciones están al borde del desconsuelo. Que no se lo que siento, ni se lo que me está sucediendo. Solamente se que mi vida no será la misma sin tus palabras de aliento, sin tu orgullo desmedido de padre, sin tu amor sincero...
Duele. Ya sabia que iba a ser así. Ya he vivido muchas veces el dolor de ver partir a seres queridos. Y tantas veces me he dado el tiempo para consolar a otros a sobrellevar estos momentos. Pero igual duele, viejo. NO me puedo resignar a verte partir, no puedo...
Pero... Siempre me dijiste, que la vida ha de ser así. Unos llegan, otros nos vamos. Lo importante es haber vivido, y haber tenido amor en nuestras vidas. Y el haber logrado vivir a tiempo completo. El haber peleado por tus sueños, batallado a brazo partido por tus ideales, y el haber dado la vida entera por los tuyos... Es cierto mi viejo, tu hiciste eso y mucho mas.
Tuve la suerte de decírtelo. De poder abrazarte, y de poder llorar juntos, y también de alegrarnos y reír juntos.
Partiste en silencio. Fue rápido. Sin mucho sufrimiento. Y ahora nos dejas solos. A seguir el trabajo que empezaste. Y así lo haremos. Tus hijos y tus nietos. Se que ahora serás nuestro guìa allá en donde estés, sean los cielos o los infiernos. Y se que también me tocará partir, y que algún día nos sentaremos nuevamente juntos, esta vez con los abuelos. Beberemos a nuestra salud y a la salud del mundo entero. Y te diré que tuviste razón en todo, pero que siempre te equivocaste en una cosa mi viejo: los hombres también lloramos, cuando duele en el corazón y en el alma, y que hoy, me duele, y no se como describir esto...

Noche sin luna...

Mis manos te arrastran hasta el portal vacío, que en silencio acompaña nuestra aventura...
Sin pensarlo dos veces, te empujo contra la pared de ladrillos fríos, y apoyo con vehemencia mi cuerpo entero contra el tuyo.
Nos besamos, sin pensarlo, sin preguntar... hemos caído presos de nuestras pasiones, y ellas nos han desbordado.
Mis manos se apoderan de tu cuerpo, con violencia y pasión vehemente.
Tus manos se han apoderado de mis cabellos, y tiran de ellos sin clemencia alguna.
El calor de nuestros cuerpos, exaltados en desenfreno, hace que el agua de lluvia, que previamente nos había empapado hasta los huesos, se evapore casi por completo.
Sin notarlo siquiera, ya estoy dentro de ti. Y tú estás gimiendo, clavando tus uñas sin compasión en mi espalda y desgarrando la piel de todo mi cuerpo.
El ruido de las gotas de lluvia que caen incesantes sobre el techo, apaga un poco el sonido de nuestros jadeos.
Igual, nada nos importa ya... mas que nosotros mismos, y este momento de pasión única que estamos viviendo.
Al llegar el éxtasis placentero, sentimos que mil rayos han partido en dos el firmamento, y que ya no es lluvia lo que cae, sino un diluvio entero.
Tomamos aliento... Acomodamos nuestras vestimentas, riendo...
La lluvia cesa, nuevamente es todo silencio...
Y entre las nubes, poco a poco, la luna llena se abre paso, y sonríe al mirar nuestros rostros satisfechos...

Me compras un cachorro?...

Papi, me compras un cachorro? preguntaba insistente la niña.
Mientras el padre, con cierto enojo, el ceño fruncía...
- Te compraré un cachorro solamente aquel día,
en el que hayas hecho todas tus tareas, arreglado tu cuarto,
Limpiado la mesa, lavado las vajillas y ordenado la biblioteca...

La niña con tristeza agachaba la cabeza, pero asentía:
- Así lo haré, Papito, no tengas la menor duda..
Alegre repetía. Y cuando llegue ese feliz día, decía,
Me llevarás a comprar a ese lugar donde hay muchas maravillas...
Ahí quiero buscar a mi cachorro, yo se que él ya me espera,
Y estará feliz de verme cuando llegue, y alegre meneará la cola...

Entre sueños, la dulce niña repetía: Ya pronto llegará el día,
en el que tenga un cachorro como feliz compañía...
Ordenó sus cosas, terminó todas sus tareas,
realizó todos los mandados que de ella se requerían,
Entonces la madre amorosa le dijo al padre:
"Vamos solamente a pasear a ese lugar,
Y veremos si hay algún cachorro que nos pudiera gustar"
"No es necesario que compremos alguno,
dijo ella, pero por lo menos vayamos a mirar..."

El padre sonriente aceptó, creyendo que la negativa,
Y sus mil razones más, como siempre, triunfarían.
"No tenemos espacio, es mucha responsabilidad,
Quien lo va a alimentar? Quién lo sacará a pasear?..."
Tenía toda la artillería de argumentos preparada
Pero había algo que no se esperaba..

No buscaron, no pasearon, ni siquiera a nadie preguntaron,
Pues apenas llegaron, ahí estaba él, el cachorro soñado.
Se abrazaron, y ya nadie podía separarlos...
No hubo necesidad de palabras, tan solo un par de miradas,
La madre sonreía, el padre en silencio asentía...
Y todos regresaron a casa, con un miembro más de la familia...

Que raza es? Y eso que importa! Ahora es mi amigo,
es mi hermano, es mi compañero fiel....
Eso dice la niña? No! Eso dice el padre,
quien es el más feliz de todos con el cachorro llegado...
Una mascota? Podrán decir lo que quieran,
pero no hay nada como un pequeño cachorro en la familia...

Te quiero... y qué?!

Te quiero...y qué?!
A quén le importa lo que yo siento?
Mi corazón es sordo y ciego,
solo sabe que por ti muero
Que sueño por tus caricias,
que mataría por tus besos...
Que muero cada día en el que no te veo,
Que solo vivo en tus recuerdos,
Que sueño contigo dormido y despierto,
Y que no imagino mi vida, de ti lejos...

Te quiero... y qué?!
Es acaso importante lo que piense el resto?
Mandan ellos en nuestros corazones?
Dejaré de sentir lo que yo ahora siento,
por que ellos digan que tengo que así hacerlo?
Podrán señalarme con un acusador dedo,
Podrán condenarme al fuego del averno,
Podrán insultarme o menospreciarme,
O a escondidas hablar que es malo esto.
Pero nunca podrán apagar el fuego,
Que por ti me consume, desde adentro...

Te quiero... y qué?!
No importa el mundo,
no importa lo que digan de esto.
Son mis sentimientos,
son los sentimientos nuestros
Son mis apasionados sueños,
mis atormentados deseos,
Los que me empujan a gritarle
al mundo entero:
Te quiero!
Y quiero sentirte mía por completo!

Silencio...

La bulla de las bocinas, las conversaciones ajenas,
La música en los bares, los pasajeros que gritan pare,
Los vendedores que pregonan sus manjares,
Hacen que se nublen tus sentidos,
Y aturden tus pensamientos...

Pero ni aún así, logras huir del inclemente silencio
Que te agobia y te mata por dentro.
Cómo sucedió? Te preguntas una y mil veces,
Y el eco infinito del sonido del vacío
En el cual te encuentras sumido,
Te hace sentir que has caído...

Cuidado! Vea por donde camina!
El iracundo grito de fastidio
De uno cualquiera, retumba en tus oídos.
Pero ni aún así, ni aún con tanto ruido
Puedes huir del silencio que hace buen tiempo
Te tiene atrapado, y acompaña tu camino...

Una sola imagen ocupa tus pensamientos,
Su hermosa sonrisa, sus tiernas manos,
Su frágil cuerpo, sus bellos cabellos...
Eran felices, estaban completos...
Solían pasear juntos en las tardes de otoño,
Tomados de las manos como niños pequeños.
Ella era como un imán, que atraía las miradas
Con su facilidad para reír, y sus movimientos coquetos.
Sentías que la amabas más, pero también celos,
Pues la querías solamente para tí,
Y no tolerabas la conducta del resto.

Cuando fué la última vez que estuvieron aquí?
Tienes grabada en tu memoria ese momento:
A duras penas pudo bajar del coche,
Y se apoyaba en tu hombro, para no caerse,
Igual quiso caminar a tu lado, como dijo ella,
"Aunque sea por un momento"
Se sentaron en la banca de siempre,
Y observaron caer la tarde,
Su cabeza apoyada en tu hombro,
Sus manos entrelazadas a las tuyas,
Y ella como siempre sonriendo.

"Vendrás a nuestro lugar de siempre?"
"Por supuesto vida mía, te lo prometo!"
Y luego se marchó, en silencio,
Y se llevó con ella mi mundo, mi vida.
Se llevó todos mis sueños, mis pensamientos
Y ahora estoy solo, sumido en el silencio...

"Cuidado, abuelo, el piso está mojado,
Le ayudo con sus bolsas"... Me dice un extraño.
Es cierto, ya estoy muy viejo,
Apenas puedo avanzar a paso lento.
Pero sigo mi camino, sin dudar un momento,
Sin prisa, pero sin detenerme, pues en casa,
Me esperan, al lado de un gigantesco cachorro,
mis adorados y traviesos, tiernos nietos,
Y solamente con ellos puedo huir de este
Infernal y terrible silencio....

No te has ido....

Las luces iluminan el escenario, en el momento que lo tomas por asalto,
Los aplausos y vivas no dejan escuchar ningún otro sonido.
Sonríes, saludas, abrazas, y repites una y mil veces: Gracias.. Los amo!
Pero no eres Tú quien debe agradecer, sino el mundo entero por tamaño regalo,
Un regalo de amor, de música y de encanto, con el cual nos atrapaste
Por un momento que ahora será eterno, y nos llevaste contigo,
A disfrutar de unas melodías cargadas de amor y sentimientos encontrados....

Amé y lloré con cada una de tus canciones, crecí contigo.
Mis amores y frustaciones siempre han estado marcados por el ritmo
de tus melodiosas canciones. Pero ayer, no lo podía creer... Te has ido...
Y contigo se va una parte de mi vida, mi adolescencia, mi juventud,
Mi despertar al amor y a la poesía. Pues fueron tus letras,
Tus bellas y melodiosas letras, las que despertaron mi alma de poeta....

Ayer murió un grande, Alberto Aguilera, Adán Luna ha muerto.
Se lleva con él el amor y cariño de todo el planeta, de todo aquel,
Que de una u otra forma lo haya escuchado o conocido.
Fué un humano, como todos, lleno de sueños y esperanza,
Con muchos errores, y aciertos como cualquiera...
Pero en su camino por esta vida, nos deja mucho amor,
Muchos bellos poemas que podemos entonarlos en una canción...

Ayer ha muerto el hombre, pero Juan Gabriel sigue vivo,
Y seguirás bailando y cantando, con los Mariachis,
Con la Filarmónica, con los coros, con todos tus amigos...
Y ciertamente estarás siempre acompañando mi camino,
Pues es con tus letras y tu música, que la poesía está conmigo...