domingo, 27 de noviembre de 2016

Te quiero... y qué?!

Te quiero...y qué?!
A quén le importa lo que yo siento?
Mi corazón es sordo y ciego,
solo sabe que por ti muero
Que sueño por tus caricias,
que mataría por tus besos...
Que muero cada día en el que no te veo,
Que solo vivo en tus recuerdos,
Que sueño contigo dormido y despierto,
Y que no imagino mi vida, de ti lejos...

Te quiero... y qué?!
Es acaso importante lo que piense el resto?
Mandan ellos en nuestros corazones?
Dejaré de sentir lo que yo ahora siento,
por que ellos digan que tengo que así hacerlo?
Podrán señalarme con un acusador dedo,
Podrán condenarme al fuego del averno,
Podrán insultarme o menospreciarme,
O a escondidas hablar que es malo esto.
Pero nunca podrán apagar el fuego,
Que por ti me consume, desde adentro...

Te quiero... y qué?!
No importa el mundo,
no importa lo que digan de esto.
Son mis sentimientos,
son los sentimientos nuestros
Son mis apasionados sueños,
mis atormentados deseos,
Los que me empujan a gritarle
al mundo entero:
Te quiero!
Y quiero sentirte mía por completo!

Silencio...

La bulla de las bocinas, las conversaciones ajenas,
La música en los bares, los pasajeros que gritan pare,
Los vendedores que pregonan sus manjares,
Hacen que se nublen tus sentidos,
Y aturden tus pensamientos...

Pero ni aún así, logras huir del inclemente silencio
Que te agobia y te mata por dentro.
Cómo sucedió? Te preguntas una y mil veces,
Y el eco infinito del sonido del vacío
En el cual te encuentras sumido,
Te hace sentir que has caído...

Cuidado! Vea por donde camina!
El iracundo grito de fastidio
De uno cualquiera, retumba en tus oídos.
Pero ni aún así, ni aún con tanto ruido
Puedes huir del silencio que hace buen tiempo
Te tiene atrapado, y acompaña tu camino...

Una sola imagen ocupa tus pensamientos,
Su hermosa sonrisa, sus tiernas manos,
Su frágil cuerpo, sus bellos cabellos...
Eran felices, estaban completos...
Solían pasear juntos en las tardes de otoño,
Tomados de las manos como niños pequeños.
Ella era como un imán, que atraía las miradas
Con su facilidad para reír, y sus movimientos coquetos.
Sentías que la amabas más, pero también celos,
Pues la querías solamente para tí,
Y no tolerabas la conducta del resto.

Cuando fué la última vez que estuvieron aquí?
Tienes grabada en tu memoria ese momento:
A duras penas pudo bajar del coche,
Y se apoyaba en tu hombro, para no caerse,
Igual quiso caminar a tu lado, como dijo ella,
"Aunque sea por un momento"
Se sentaron en la banca de siempre,
Y observaron caer la tarde,
Su cabeza apoyada en tu hombro,
Sus manos entrelazadas a las tuyas,
Y ella como siempre sonriendo.

"Vendrás a nuestro lugar de siempre?"
"Por supuesto vida mía, te lo prometo!"
Y luego se marchó, en silencio,
Y se llevó con ella mi mundo, mi vida.
Se llevó todos mis sueños, mis pensamientos
Y ahora estoy solo, sumido en el silencio...

"Cuidado, abuelo, el piso está mojado,
Le ayudo con sus bolsas"... Me dice un extraño.
Es cierto, ya estoy muy viejo,
Apenas puedo avanzar a paso lento.
Pero sigo mi camino, sin dudar un momento,
Sin prisa, pero sin detenerme, pues en casa,
Me esperan, al lado de un gigantesco cachorro,
mis adorados y traviesos, tiernos nietos,
Y solamente con ellos puedo huir de este
Infernal y terrible silencio....

No te has ido....

Las luces iluminan el escenario, en el momento que lo tomas por asalto,
Los aplausos y vivas no dejan escuchar ningún otro sonido.
Sonríes, saludas, abrazas, y repites una y mil veces: Gracias.. Los amo!
Pero no eres Tú quien debe agradecer, sino el mundo entero por tamaño regalo,
Un regalo de amor, de música y de encanto, con el cual nos atrapaste
Por un momento que ahora será eterno, y nos llevaste contigo,
A disfrutar de unas melodías cargadas de amor y sentimientos encontrados....

Amé y lloré con cada una de tus canciones, crecí contigo.
Mis amores y frustaciones siempre han estado marcados por el ritmo
de tus melodiosas canciones. Pero ayer, no lo podía creer... Te has ido...
Y contigo se va una parte de mi vida, mi adolescencia, mi juventud,
Mi despertar al amor y a la poesía. Pues fueron tus letras,
Tus bellas y melodiosas letras, las que despertaron mi alma de poeta....

Ayer murió un grande, Alberto Aguilera, Adán Luna ha muerto.
Se lleva con él el amor y cariño de todo el planeta, de todo aquel,
Que de una u otra forma lo haya escuchado o conocido.
Fué un humano, como todos, lleno de sueños y esperanza,
Con muchos errores, y aciertos como cualquiera...
Pero en su camino por esta vida, nos deja mucho amor,
Muchos bellos poemas que podemos entonarlos en una canción...

Ayer ha muerto el hombre, pero Juan Gabriel sigue vivo,
Y seguirás bailando y cantando, con los Mariachis,
Con la Filarmónica, con los coros, con todos tus amigos...
Y ciertamente estarás siempre acompañando mi camino,
Pues es con tus letras y tu música, que la poesía está conmigo...

Me quedo solo...

El reloj me muestra su opaca y metálica tristeza
Los segundos son eternos, y cual martillo infernal, 
Retumban en lo más profundo de mis oídos...
Dios mío! Que alguien detenga este cruel martirio.
Donde estás, moza de la guadaña, a donde te has ido?
No ves que ya hace mucho tiempo te espero
Y ansío partir a tu lado, contigo?

Pero héme aquí, en este cruel y frío nicho
Abandonado a mi suerte, a la crueldad del destino.
Hasta mis sueños, antes alegres y libres,
No quieren alzar vuelo, se han quedado dormidos. 
Y solamente en lo profundo del pecho,
Una pequeña llama me mantiene vivo.

En algún momento fui feliz, tenía familia y amigos
Pude compartir momentos de felicidad 
También tuvimos períodos sombríos.
Me sentía muy bien, me sentía un niño.

Pasó lo que tenia que pasar, el tiempo implacable 
Se fue llevando a todos, de uno a uno.
Primero mis padres, luego a mis amigos
Después perdí a mi esposa, y ahora hasta a mis hijos.
Ya no queda nadie de los que había conocido.
Y mis nietos, se fueron todos, y me dejaron
Con algunos desconocidos.
Y poco a poco me olvidaron, y terminé 
En este lugar oscuro y frío.

Ahora solo espero, en silencio, 
Espero el momento del final
Pero esos crueles sonidos no me dan paz
No me dejan descansar, me atan al vacío
De esta habitación, de donde hace mucho tiempo atrás,
Debí de haberme ido....

Ven moza de la guadaña, ven que te espero
No te olvides de mi, que mis huesos no soportan más
Este triste y cruel martirio....

Mar y arena...

El mar es mudo testigo,
del momento en que te alejas de mi lado..
Tus huellas en la arena
poco a poco van desapareciendo,
Recordándome que así como ellas,
todo se irá olvidando...

La suave brisa matutina,
lleva mis lágrimas y en la arena,
las convierte en gotas de rocío..
En mis ojos aún tu imagen
se mantiene fresca y viva,
y veo tu silueta danzando en la bruma...

Duele, duele mucho, lo acepto.
Mis labios aún tienen el néctar de tus besos,
mis sentidos aún se embriagan en tu perfume,
y mis manos buscan desesperadamente tu piel...

Por qué te has ido?
Un grito explota en mis oídos,
Mas que un grito, es un aullido,
que lentamente va destrozando todos mis sentidos...

La noche ha llegado...
Y en la fría arena solitaria,
abandonado a la suerte y al destino,
me he dado cuenta al fin, que me he perdido....

Tantas veces María...

La muchedumbre te aplasta sin compasión.
Los gritos ensordecedores retumban en tu cabeza.
Caes, y tus rodillas se lastiman con las piedras de la acera,
sientes que la sangre moja tu vestimenta...
No hay dolor...

El dolor hace tiempo que se convirtió en parte de tu vida.
No sabes lo que es un día sin dolor, sin sufrimiento,
sin ganas de gritar al viento que estás sufriendo,
que lo amas, y que hace mucho tiempo él te ama,
mas que a si mismo, más que al mundo entero...
Pero tenía una misión, para la cual fue escogido.
Y la estaba cumpliendo...

 La multitud vocifera su nombre, escupe, maldice, ríe y gime.
Es una masa amorfa de sentimientos viles que te empujan con fuerza,
y te obligan a levantarte, y seguir adelante...
Lo ves... está cansado...

Ves que una mujer se acerca a él, y con parte de su vestimenta
trata vanamente de limpiar su rostro maltrecho y ensangrentado.
Él casi no reacciona...
Notas que intenta una especie de sonrisa benevolente,
pero el látigo vehemente, cae despiadado sobre la espalda desgarrada,
y hace que muestre una mueca irreconocible de dolor y abatimiento...
Las lágrimas te nublan por completo...

Intentas acercártele,
pero mil manos te detienen y solo puedes gritar su nombre...
La bulla del gentío apaga tu grito sin clemencia...

Todo a terminado...
Nuevamente lo tienes en tus brazos.
Pero él se ha ido...

Te dejaron unos huesos magullados y un rostro maltrecho,
donde a duras penas puedes reconocer los rasgos amados.
Limpias las llagas en silencio, mientras murmuras esa canción bella
que cantaban juntos en los tiempos aquellos,
cuando recién empezaba su camino,
y eran felices juntos, con todos sus amigos...

Murmuras la canción en silencio, para no alterar la paz de los muertos.
En tu corazón hay un fuego que grita y tortura tus pensamientos:
Por qué?! Para qué?!
No encuentras consuelo...
Y aún así, sonríes,
y mientras le das un tierno beso, murmuras, como siempre:
Te quiero, amor mío...